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La UE planta cara a Amazon y Google con una plataforma propia de ‘apps’

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Comisaria europea de Agenda Digital, Neelie Kroes. YVES HERMAN (REUTERS)

  • Subvencionará con 100 millones a pymes que creen negocios en su proyecto FI-Ware

La Comisión Europea no quiere quedarse atrás en la tercera ola de Internet que llega –tras el 2.0 que supuso las redes sociales– con el Internet de las cosas o con las conocidas como ciudades inteligentes. Por eso ha estado trabajando en la plataforma FI-Ware, que da soporte a la multitud de datos y aplicaciones que se van a generar. Ayer, en Sevilla, los responsables del proyecto anunciaron que las pymes interesadas ya pueden comenzar a desarrollar sus apps basadas en FI-Ware, para lo que contarán con 100 millones de euros en subvenciones.

La plataforma (que contiene en su nombre las siglas FI, de Future of Internet) comenzó a planificarse en 2011 y se pretende que esté a pleno rendimiento en 2016. Para ello, la Comisión Europa invertirá 300 millones de euros. Desde Bruselas se ha querido contar con la participación del sector privado, que codesarrolla la parte técnica y que invertirá hasta otros 300 millones de euros. Entre las empresas participantes se encuentran Telefónica (que además ejerce como coordinadora a través del directivo Juan José Hierro), SAP, Thales, IBM, Ericsson, Atos, Alcatel-Lucent, Orange, Siemens o Intel.

“La UE se ha planteado cuál es su posicionamiento estratégico para el futuro de internet, igual que lo hace en temas clave como energía o materias primas”, señaló durante la presentación Ignacio Ochoa, director de empresas del territorio sur de Telefónica. “Es muy importante el control de las plataformas para los contenidos digitales. La vieja Europa no puede partir con desventaja por una falta de liderazgo”, añadió el directivo.

Actualmente hay dos grandes plataformas que compiten con FI-Ware. Por un lado, está Amazon Web Services y, por otro, Google. Ambas son privadas. El concepto con el que nace la versión europea es el de un entorno abierto a cualquier desarrollador en cualquier lugar del mundo. “FI-Ware es una gran noticia. Es una gran aportación de Europa, con estándares abiertos y con la participación de las empresas”, según Ochoa.

Los desarrolladores, pymes y start-ups podrán crear aplicaciones gracias a un conjunto de servicios en la nube, públicos y por los que no hay que pagar royalties. La UE intenta con este servicio que el internet del futuro no se quede en manos de unos pocos actores. Todavía falta por saber si las empresas acogerán como suyo el proyecto y si lo utilizarán frente a la competencia privada.

Lo que FI-Ware también aporta de nuevo es que las Administraciones públicas podrán volcar sus datos en la plataforma para que las compañías desarrollen aplicaciones en el campo de las ciudades inteligentes o de la salud electrónica. De hecho, Neelie Kroes, comisaria europea de Telecomunicaciones, hizo en septiembre del año pasado un llamamiento a las ciudades a publicar datos en este servicio.

Los expertos señalan que la red volverá a sufrir una revolución con conceptos como el internet de las cosas, es decir, que cualquier objeto tenga sensores que estén conectados a la red y ofrezcan información. También habrá un sinfín de aplicaciones que funcionarán en la nube, permitiendo extraer datos gracias al análisis de lo que se conoce como big data. De ahí surgirán multitud de nuevos negocios.

Empresas pioneras

Los 100 millones de euros en subvenciones para las primeras pymes que desarrollen aplicaciones estarán listos en el mes de septiembre. Se espera que se puedan beneficiar más de 1.000 empresas, mediante ayudas que irán desde los 50.000 a 100.000 euros a fondo perdido. La Unión Europea pretende, con esta inyección de dinero público, que haya unas empresas pioneras que desarrollen las primeras aplicaciones y ejerzan como catalizadoras de otras nuevas propuestas.

Además se han elegido a 16 socios (empresas, universidades, escuelas de negocio…) que ejercerán como aceleradores de los proyectos, que distribuyan el capital y den asesoramiento a las planes de negocio de las pymes. Los sectores empresariales que se pueden beneficiar son variados: logística, salud, ciudades inteligentes o agroalimentación.

Fuente: Cinco días.

El azote del ‘todo gratis’ en Internet

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‘Parásitos’, ensayo de Robert Levine, denuncia las maniobras de las empresas tecnológicas para socavar en su propio beneficio los derechos de autor en la Red

Iker Seisdedos Madrid 28 FEB 2013 - 21:18 CET


Las compañías que alojan o enlazan contenidos sujetos a derechos de autor son cómplices, según Robert Levine, del colapso de la industria cultural. / VICENS GIMÉNEZ

Robert Levine escribió Parásitos (Ariel) para rebatir el discurso de ejecutivos de compañías tecnológicas, influyentes blogueros y académicos, “el poderoso anarquismo de Silicon Valley” y demás defensores de la “cultura libre”. A sus teorías opuso un polémico y contundente ensayo periodístico, cuya conclusión es clara: si la industria agoniza no es a causa de la codicia trasnochada de Hollywood, de los medios de comunicación y de las multinacionales de música, incapaces de dar a una nueva generación de consumidores lo que quieren… gratis, sino porque esa agonía conviene a los oportunistas digitales. Los mismos que protagonizan el subtítulo: “Cómo los oportunistas digitales están destruyendo el negocio de la cultura”.

En su argumentario, Levine, que negó ayer durante una entrevista en Madrid que sea un “reaccionario que no entiende la Red” y recordó que durante años “incluso” trabajó en la muy tecnológica revista Wired, “Internet ha fortalecido a un nuevo grupo de intermediarios como YouTube, que se benefician de la distribución sin necesidad de invertir en los artistas”. “Parasitar se ha convertido en un camino a la riqueza”. Y el nuevo escenario acabará con la creación. Sobre todo, con la clase de actos creativos costosos y que legítimamente persiguen una recompensa económica.



Pero no solo con esos: “Dos cosas me impulsaron a emprender un trabajo de año y medio: por un lado, me di cuenta de que muchos creadores independientes, como fotógrafos y periodistas, estaban sufriendo por la gratuidad en la Red. Por el otro, me escamaron las justificaciones simplistas que se daban a lo que llegó después de Napster. La gente asumía que el error de la industria musical fue no permitir el acceso de sus contenidos en formato digital. Pero también que el gran fracaso de los periódicos fue que ofrecieron sus contenidos gratuitamente. Ambos están en los mismos problemas. Algo no cuadraba”.

El portal de vídeos, que celebra el contenido generado por el usuario en su “engañoso eslogan” (“retransmítete a ti mismo”), cuando desde el principio sus fundadores “sabían que las tres cuartas partes de su oferta estaba sujeta a derechos de autor”, es uno de los “parásitos” favoritos de Levine. Aunque el título español del ensayo no sea exactamente suyo; en inglés, la obra se llamó The free ride, que, según su autor, sirve para denominar “el lucro que uno obtiene por el trabajo de otro sin pagar nada a cambio”.

YouTube no es el único gigante cuestionado en Parásitos: Levine también disecciona las historias de éxito de su propietaria Google (y sus servicios de anuncios; el motor de búsqueda funciona “mejor cuando el contenido es gratuito y sin restricciones”), agregadores como The Huffington Post, y gigantes como Amazon o Apple.

Para Levine, “uno de los puntos de inflexión” llegó a finales de los noventa en EE UU con la Digital Millennium Copyright Act (ley de derechos de autor en el mundo digital) y su concepto del fair use (uso justo), según el cual “las compañías de Internet no son responsables del contenido pirata que albergan”. “Entonces cayeron en que la protección de los derechos de autor sería un obstáculo a su crecimiento. Y se dedicaron a crear un estado de opinión interesado al presentar el problema de la cultura en Internet como una pelea entre los medios tradicionales y los consumidores, cuando es una lucha entre las empresas tecnológicas y las de medios”.

Lo lograron, asegura Levine, “como se obtienen estas cosas en EE UU”: “ejerciendo presión como parte de un lobby organizado”, “labor que consiste, como dijo alguien en cierta ocasión, en hacer que tus propios intereses pasen por intereses generales”.

El libro se detiene en el caso de Lawrence Lessig, de la universidad de Stanford y en otro tiempo teórico del Creative Commons. “Su departamento, básicamente dedicado a defender los intereses de las empresas tecnológicas, recibió dos millones de dólares de Google dos semanas después de firmar el acuerdo para comprar YouTube. No creo que sea un corrupto, es más, creo que es un académico con brillantes ideas. Solo quiero aclarar que no solo presiona el lobby de la industria cultural”, explica Levine. El libro aporta más ejemplos de “activistas anticopyright financiados por la industria”.

Ciertamente, Parásitos resulta un muy documentado trabajo. Pese a lo cual, su autor no puede evitar en ocasiones el recurso a un cierto tono apocalíptico y, como suele suceder en ambos bandos de la batalla por los derechos de autor, mezcla datos reveladores con teorías cercanas a la conspiración y algún grueso análisis (“en Internet, las mascotas monas son las nuevas tías buenas”).

Levine negó ayer haber recibido por su trabajo más dinero que el estipulado por el contrato editorial. En el texto trata el asunto con escrúpulo; cuando llega el momento de hablar de la industria del libro y menciona Random House, apostilla: “es propietario de Double Day, el sello que me publica”. Para su edición en español ha contado con un apoyo de Ibercrea, que agrupa a cuatro entidades españolas de gestión de derechos de autor (AGEDI, AIE, CEDRO y SGAE). La organización, según afirmó ayer su editor Oriol Alcorta, ha pagado la traducción (labor de Ferran Caballero y Vicente Campos). Además, Levine recibió ayer el premio Ibercrea por el libro, que fue celebrado por The New York Times como “una obra que debería cambiar el debate sobre el futuro de la cultura”.

“Es mucho decir; aunque sí creo que se ha ganado en concienciación social sobre la protección de derechos de autor”, repuso ayer el periodista neoyorquino afincado en Berlín, antes de negar que tenga planes de actualizar su relato, abandonado a principios de 2011, cuando el futuro online se presentaba “como una elección entre el comercio o el caos”. Es decir, antes del cierre de Megaupload y de la detención de su fundador, Kim Dotcom, asuntos sobre los que Levine muestra la misma actitud convencida, aunque exenta de fanatismo, del libro: “Desde el punto de vista del copyright, creo que cometió muchos delitos. Si la pregunta es si estoy conforme con que fuese detenido en Nueva Zelanda y con la idea de que la de EE UU se erija en la policía de Internet, la respuesta es no”.

Fuente: El País.

Cae por primera vez el número de búsquedas en Internet

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Las redes sociales visuales, como Pinterest, son las que aumentan más su número de altas

Javier Martín Madrid 17 FEB 2013 - 16:39 CET



Por primera vez en la historia en 2012 cayó el número de búsquedas que realizan los internautas, según el anuario publicado por Cosmcore. Aunque el estudio es sobre Estados Unidos, sus conclusiones marcan una pauta para otras zonas donde Internet (y los smartphones) ha alcanzado una gran penetración, como pueden ser Europa y Japón.

La principal conclusión es que, por primera vez en la historia, descendió la cantidad de búsquedas en un 3%. Aunque hay más internautas en Estados Unidos (un 4% más que en 2011), realizan menos búsquedas por persona (un 7% menos). La gente no deja de buscar, pero lo hace desde su cuenta en Amazon, eBay o Facebook en el ordenador o desde las aplicaciones del móvil.

Respecto a las redes sociales, Facebook tiene el 83% del mercado, mientras que del resto, ninguna llega al 2%. Sin embargo, no es la que más crece, ni siquiera Twitter o Linkedin. Las que en 2012 experimentaron, proporcionalmente, un mayor número de altas son las llamadas redes sociales visuales: Tumblr, Pinterest e Instagram. La primera aumentó sus altas el 64%, la segunda el 284% y la tercera el 289%.

Lo visual y lo móvil son las dos tendencias de 2012 que están haciendo cambiar el mapa de Internet. Las que eran búsquedas básicas y frecuentes en el ordenador están dejando de serlo. Es el caso de las noticias (caen un 5%), mapas (-2%), el tiempo (-12%), los directorios (-25%), las comparativas de precios (-4%) y la mensajería instantánea (-52%). No significa que haya decaído el interés, todo lo contrario. Son temáticas tan urgentes y recurrentes, que no se puede esperar a llegar a casa y conectarse en el ordenador para conocer una dirección o las noticias de última hora. La gente lo hace constantemente pero en la calle y con su móvil.

Respecto al comercio electrónico, mientras el sector creció un 13% en el pasado año en Estados Unidos, el comercio de contenidos digitales (descarga de películas de Netflix, por ejemplo) aumentó el doble que el sector.
 
Fuente:  El País.

Apple pierde la demanda que interpuso contra Amazon por publicidad falsa

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  • Amazon bautizó a su tienda de aplicaciones como 'Appstore'
  • La de Apple, por su parte, se denomina 'App Store'

Efe | Washington

Un juez federal estadounidense ha rechazado el grueso de la demanda de la compañía informática Apple contra la web Amazon.com, a la que acusaba de publicidad falsa por haber dado a su tienda de aplicaciones virtual un nombre similar a la suya.

La juez Phyllis Hamilton, del tribunal del distrito de Oakland (California), dio la razón a Amazon en la contienda, en la que aún quedan por resolver las demandas de Apple en cuanto a la posible violación de marcas registradas, según informó el diario 'The Wall Street Journal'.

Apple, cuya tienda de aplicaciones se denomina 'App Store', presentó la demanda después de que Amazon bautizara a la suya 'Appstore'. Sin embargo, y según Hamilton, la compañía fundada por Steve Jobs no logró demostrar cómo el uso de esa palabra ('Appstore') confundía a los usuarios, en particular respecto a si estaban accediendo a la tienda de Apple o la de Amazon.

"Apple argumenta que como su 'App Store' ofrece muchas más aplicaciones que la 'Appstore' de Amazon, los consumidores pensarán erróneamente que la tienda de Amazon ofrecerá las mismas", afirmó la juez en su veredicto. "No hay pruebas de que un consumidor que acceda a la 'Appstore' de Amazon esperará que sea idéntica a la App Store de Apple", añadió Hamilton, quien recordó que Apple vende aplicaciones para sus propios aparatos, mientras que Amazon las suministra únicamente para el sistema operativo de Google, Android.

En su demanda, presentada en marzo de 2012, Apple acusaba a Amazon de competencia desleal al argumentar que el nombre 'App Store' no se usaba antes de que ellos lanzaran su servicio en 2008, y pedía que se prohibiera a esa compañía utilizar el término y se le privara de los beneficios atribuidos al mismo.

Fuente: El Mundo.

La tienda de música de Amazon llega a España cinco años después de su nacimiento

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P. Romero | Madrid

Amazon España ha anunciado el lanzamiento de su tienda Amazon MP3, su tienda de música 'online', y Cloud Player, que permite a los usuarios acceder a su música en cualquier lugar y desde casi cualquier reproductor, siempre que esté conectado a la Red.

La tienda nació en EEUU como competencia directa de iTunes de Apple en septiembre de 2007 y su baza inicial era la posibilidad acceder a un gran catálogo de canciones sin protección anticopia DRM, lo que daba la posibilidad al usuario de poder escuchar la música en cualquier reproductor.

Más adelante, el modelo se completó con un servicio de almacenamiento en la 'nube', Amazon Cloud Player, que permite a los usuarios almacenar archivos (sobre todo de música) en la Red -casi a modo de copia de seguridad- y acceder a ellos desde donde quieran.

Ahora, compañía anuncia en una nota que lanza Amazon MP3 para Android, iPhone, iPod Touch, y la Web, todos disponibles desde hoy. "Los clientes pueden comprar millones de canciones libres de derechos digitales DRM, y reproducir su música desde Amazon Cloud Player en Kindle Fire HD, Kindle Fire, teléfonos Android, tabletas Android, iPhone, iPod Touch, Mac o PC", asegura Amazon.

Los precios son muy similares a los de su competencia más directa, iTunes de Apple: La mayoría de canciones cuestan 0,99 euros y los álbumes, a partir de 5,99 euros (los más antiguos).

Esta tienda incluye música de las grandes discográficas -Universal Music, Sony Music, Warner Music y EMI-, "así como cientos de sellos independientes de España y del resto del mundo", asegura la nota.

Se puede importar la música que uno ya tiene comprada y almacenada en aplicaciones como iTunes y Windows Media Player. Amazon.es las "escanea" y las que coincidan se almacenan automáticamente en alta calidad de audio 256 kbps en Cloud Player.

En cuanto Cloud Player, hay una versión gratuita -para almacenar sin coste hasta 250 canciones- y una versión Plus, con capacidad para 250.000 canciones por una cuota anual de 24,99 euros. "Los archivos MP3 comprados en la tienda MP3 de Amazon.es no cuentan contra el límite de espacio de 250 o 250.000 canciones", recuerda la compañía.

Durante el último año, Amazon ha ido lanzando en España sus productos estrella. Así, a finales de 2011 lanzó en nuestro país su popular lector de libros electrónicos Kindle (nacido en diciembre de 2007), mientras que el Kindle Touch fue lanzado aquí en marzo. Por último, la llegada de la tableta Kindle Fire se anunció el mes pasado.

Fuente: El Mundo.

Su biblioteca digital morirá con usted

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Un usuario, en un entorno musical enteramente Apple: iPhone, iTunes y un ordenador Mac. / Cordon Press
  • Apple y Amazon no permiten legar las canciones y libros adquiridos por sus clientes.
  • El debate sobre la transmisión de bienes culturales enfrenta a compañías y usuarios.

Daniel Verdú Madrid 10 SEP 2012 - 21:18 CET

Toda una vida escudriñando en cubetas de tiendas de vinilos de segunda mano y clasificándolos obsesivamente en la estantería de casa acaban creando un patrimonio considerable. Hoy es un poco distinto. El obseso coleccionista, también el melómano corriente, compra rarezas, novedades y recopilaciones en tiendas digitales percutiendo el dedo índice sobre el ratón. El almacenamiento de música solo termina cuando al enfermo (reconozcámoslo, el coleccionista es carne de psicoanálisis) le sobreviene la muerte. 
 
Pero en ese interminable proceso de acopio siempre subyació un secreto anhelo de trascendencia: legar aquel tesoro a un heredero o, por qué no, a una fundación con el nombre de uno. El interesado debe saber que si la compra se ha hecho a través de la tienda de Apple, su obra magna se irá al otro barrio con él. Y lo mismo le sucederá a su biblioteca adquirida en Amazon. Usted ya no es propietario de un bien, simplemente el mero usuario de un servicio.

Toda esta regulación, reseñada en la letra pequeña de las condiciones legales que uno acepta al comprar en el opaco mundo de las tiendas digitales, ha vuelto a generar un debate cuando el Sunday Times publicó la noticia de que el actor Bruce Willis pensaba demandar a la empresa de la manzana por el asunto. Supuestamente, el protagonista de la Jungla de cristal llevaba gastada una fortuna en música comprada en iTunes y quería que sus tres hijas pudieran heredarla cuando él faltase. La noticia fue parcialmente desmentida por la mujer del actor en Twitter, pero para entonces el debate sobre las condiciones de las transmisiones de herencias culturales ya estaba servido.

Uno ya no compra cosas, solo el derecho a usarlas. Algo muy estadounidense, pero de difícil asimilación en países como España. la filosofía empresarial, más allá de una protección contra la piratería al borde de la ley, no está clara. Porque Apple no da explicaciones. Ni de esto, ni de la mayoría de asuntos sobre los que se le inquiera que no tengan que ver con sus lanzamientos comerciales. "No tenemos una persona especialista que pueda hacer estos comentarios. No hacemos comentarios sobre este tipo de cosas. Yo preferiría que no. No tengo un comentario”. Paco Lara, responsable de comunicación de Apple, responde así a la pregunta sobre por qué la empresa de la que es portavoz actúa de este modo.

Amazon solo remite, a través su agencia de comunicación, un párrafo con las condiciones legales para usuarios: “Salvo que se indique específicamente lo contrario, no podrá vender, alquilar, distribuir, emitir, otorgar sublicencias, ni de algún otro modo, asignar ningún derecho sobre el Contenido Digital o parte del mismo a terceros [...]”. Sobre por qué se aplican esas condiciones, ni palabra. Qué sucedería con nuestra biblioteca si los servidores o las propias empresas que prestan este servicio se fueran al traste, tampoco lo sabemos.

La música o libros que compramos pertenecen a la cuenta del usuario mientras esté dada de alta. A veces pueden descargarse en otros dispositivos, pero siempre deben ir asociados a esa identidad. Amazon permite prestar los títulos adquiridos para Kindle, pero durante el periodo de tiempo que los tiene otra persona, desaparecen del dispositivo de su dueño (arrendatario). A cuya biblioteca, por cierto, dicha empresa tiene un inquietante acceso.

En junio de 2009, la compañía vendió por error dos ediciones de 1984 y Rebelión en la Granja de George Orwell publicados por una editorial que no tenía sus derechos en EE UU. Amazon entró en los dispositivos de sus clientes, borró los libros que no debía haber vendido y les devolvió el dinero. Rápido y aséptico como un asalto nocturno. Como si la editorial entrase en casa mientras dormimos, revolviese en nuestra biblioteca y dejase un cheque sobre la mesa, como dijo The New York Times. A fin de cuentas, todo un atentado contra la propiedad privada como se entendía en aquel mundo de los objetos al que pertenecimos. Amazon se disculpó.

“Es un desastre que otros no puedan disfrutar la biblioteca que has creado durante años. No quedará más remedio que dejar tu clave a los herederos. Pero es una barbaridad que creo que se mejorará en algún tiempo. A veces no damos la importancia que realmente tienen a estas cosas”, opina Fernando García, periodista especialista en ebooks y autor del blog Sin tinta. “El modo de distribución digital es distinto”, explica Paloma Llaneza, abogada experta en propiedad intelectual. “Son empresas con una jurisdicción diferente a la nuestra y las condiciones que firmamos están sujetas a un derecho extranjero. Internet es hoy un entorno de relaciones contractuales. 

El problema es que la posición negociadora de las partes no es la misma. Son conglomerados que imponen unas condiciones de prestación de servicio que decides si aceptas o no. Esto es un negocio basado en el concepto de modelo cerrado, es decir, solo podemos usarlos en sus dispositivos. Tu biblioteca está en sus servidores. Eso te hace dependiente del dispositivo y de la empresa y evitan problemas de derecho de autor. Algunos derechos de uso tienen contenido patrimonial y se pueden heredar. Pero la ley de propiedad intelectual no deja hacerlo en otros como las licencias de software”, añade Llaneza.

Al final, el tema desemboca en el recurrente debate sobre qué sucede con nuestras cuentas (correos, redes sociales, e-tiendas…) y toda la información que albergan cuando morimos. En la mayoría de casos (Facebook, correos…), y basado en el secreto de las telecomunicaciones, los familiares pueden darlas de baja sin tener acceso al contenido. Sucedió durante la Guerra de Irak, cuando muchos quisieron entrar en el correo de algún pariente fallecido en el conflicto y las empresas se lo denegaron. A lo sumo, empresas como Facebook permiten construir una suerte de macabro memorial del fallecido, pero lógicamente cancela todas las notificaciones (como el recordatorio del cumpleaños o invitaciones a fiestas) que le llegarían si viviera.



Foto promocional de Apple del 'fichaje' de los Beatles por iTunes.

Las cuentas, al fin y al cabo, son de uso estrictamente privado e intransferible. Y todo lo que llevan asociado, también. La restricción ahorra problemas de piratería y multiplica los ingresos. Esa es la cuestión. Por eso si Apple descubre que el usuario de una cuenta (quien escucha las canciones, por ejemplo) no es la real o está compartiendo las canciones, puede liquidar el servicio.

Los bienes inmateriales, ya lo sabíamos, no se poseen, solo se disfrutan hasta el último aliento. Pero ni un día más allá.

Polémicas en torno a las tiendas digitales

-Amazon se cuela en la biblioteca de sus clientes. En junio de 2009, la empresa retiró de la biblioteca de sus clientes dos títulos de George Orwell que había vendido por error. Recibió una oleada de críticas y tuvo que disculparse.

-Los Beatles entran en iTunes. La obra de los cuatro de Liverpool llegó después de años de discusiones y negativas a la tienda digital de Apple. En noviembre de 2010, los dos iconos de la modernidad de los últimos años terminaron unidos, pese a que los herederos de los derechos y los supervivientes se negaban hasta la fecha al cambio de formato.

-Pink Floyd no se deja trocear. En 2011, el grupo ganó la batalla legal que mantenía con EMI por permitir que iTunes vendiera sus álbumes por canciones sueltas. Protegían su integridad artística, pero terminaron llegando a un acuerdo a cambio de perderla.

-Apple, a juicio por inflar los precios de los libros electrónicos. La compañía de la manzana y otras editoriales irán a juicio en 2013 acusadas de conspirar para inflar los precios de los libros electrónicos Según la magistrada, el acuerdo es “ilegal en sí mismo porque estaba constituido, en el fondo, para lograr un control horizontal del precio”.

Fuente: El País.

Creado un 'lobby' para defender un Internet libre, abierto e innovador

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Google, Facebook, eBay y Amazon entre las grandes empresas que impulsan Internet Association

El País Barcelona 26 JUL 2012 - 09:02 CET



Google,Facebook,eBay y Amazon, entre otras grandes empresas de Internet, se han unido para promover Internet Association, un lobby nacido para presionar a los legisladores de Estados Unidos en busca de un Internet abierto, libre e innovador.

El presidente de este lobby -el sistema legal de canalización de dinero hacia los congresistas para que defiendan y voten sus posturas- es Michael Beckerman, consejero del presidente del comité de comercio de la cámara de representantes, y comenzará su labor en septiembre.

A diferencia de otras iniciativas anteriores y puntuales, el lobby será permanente y estará instalado en Washington. Beckerman no ha querido informar de las empresas que apoyan este grupo de presión, pero sí se sabe que están las más grandes de Internet, entre ellas las ya señaladas.

"Estoy orgulloso de liderar un reto tan importante", ha dicho Beckerman. "Para el crecimiento económico y la prosperidad del mundo, Internet es el mayor motor que jamás hemos conocido. Internet debe tener una voz en Washington".

"Internet ya no es solo Silicon Valley. Internet se ha mudado a Main Street (en referencia a la sede del Capitolio). Nuestra prioridad es asegurar que los líderes electos en Washington comprendan el profundo impacto de Internet y de sus empresas en el trabajo, en la economía, en el crecimiento económico y en la libertad", manifestó a la agencia France Presse.

No es la primera vez que las empresas tecnológicas tratan de influir y de financiar a los políticos; incluso se agruparon para criticar los proyectos de ley SOPA y PIPA, pero sí es la primera que el grupo de presión se instala permanentemente en la capital norteamericana.

Como es obligatorio, las empresas deben informar públicamente de sus donativos a los políticos, que se intensifican en las campaña electorales, así como el destino de sus donaciones en el caso de las cámaras legislativas. Por ejemplo Google ha aumentado este gasto en un 90% en el último año. Solo en el último trimestre dio casi cuatro millones de dólares a diferentes congresistas y agencias federales.

En el caso de Facebook su aumento ha sido de un 200%, aunque todavía su presupuesto es bajo, pues en el último trimestre gastó menos de un millón de dólares. Y el mercadillo mundial de eBay aumentó un 10% sus "presiones", destinando 400.000 dólares en el trimestre; Amazon, 690.000 (un 25% más).

Aunque hay diferencias en los destinos del dinero, todas las empresas coinciden en apoyar financieramente una reforma legislativa para facilitar y aumentar los permisos de trabajo a los extranjeros, a que la visa no esté ligada a una empresa solamente, y a evitar leyes que aumenten la presión fiscal sobre los artículos que se mueven a través de la red, todo englobado en el manto de "un Internet libre, abierto e innovador", como definió Beckerman el motivo para la creación de Internet Association.
 
Fuente: El País.

Amazon planea abaratar sus libros electrónicos

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  • Tras la querella de Competencia contra Apple y cinco editoriales.
  • Se les acusa de subir el precio de sus productos en secreto.

Efe | Nueva York

Amazon planea abaratar los libros electrónicos que comercializa para su lector Kindle, después de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos demandase a Apple y a algunas de las mayores editoriales del mundo por acordar subir el precio de los ciberlibros.

"Ésta ha sido una gran victoria para los propietarios del Kindle y estamos ansiosos de que se nos permita rebajar el precio de más libros" para ese lector electrónico, según un escueto comunicado de la empresa que no ofrece más detalles sobre sus planes.

La mayor y más diversificada tienda por internet del mundo podría volver a comercializar sus libros digitales por 9,99 dólares como hacía desde 2007, cuando lanzó el primer Kindle, en comparación a los 14,99 dólares que cuestan actualmente la mayor parte de las obras superventas en este país.

El anuncio se produce a raíz de la querella presentada el miércoles por las autoridades antimonopolio de EEUU contra el gigante tecnológico Apple y las editoriales Penguin, MacMillan, Simon & Schuster, Hachette y HarperCollins, que esas tres últimas solventaron mediante un acuerdo con el Departamento de Justicia.

La firma de Silicon Valley y esas otras dos editoriales se defenderán de las acusaciones, que apuntan a que se aliaron secretamente para subir los precios de los libros digitales antes del lanzamiento de la primera generación del iPad en 2010, que incluía la tienda de ciberlibros iBookstore.

Según la demanda del Departamento de Justicia, el arreglo buscaba acabar con el liderazgo de Amazon, que dominaba desde 2007 el sector del libro electrónico con una cuota de mercado del 90% gracias a su promoción de libros superventas por tan solo 9,99 dólares en su versión digital.

"La continua conspiración de los acusados y sus acuerdos ha provocado que los consumidores de libros electrónicos pagasen por ellos decenas de millones de dólares más de lo que habrían pagado" de no haberlo hecho, aseguraba la demanda.

En concreto, las ediciones digitales de obras superventas dejaron de costar 9,99 dólares para subir hasta una horquilla de entre 12,99 y 16,99 dólares debido a ese acuerdo, pero a raíz de la querella Amazon planea volver a su política de ciberlibros por menos de 10 dólares.

El acuerdo de HarperCollins, Simon & Schuster y Hachette con la Justicia supone que durante dos años no podrán poner ninguna restricción a los descuentos de los comerciantes, tales como Amazon o Barnes & Noble, y que se les impedirá "conspirar o compartir información relacionada con la competitividad con sus competidores" durante cinco años.

Fuente: El Mundo.