Sede de Google en Mountain View, California. /
La autoridad europea de
Competencia cazó en su día al gigante tecnológico de la década
pasada,
Microsoft,
a
quien impuso fuertes multas y obligó a hacer notables
modificaciones tras una larga y espinosa batalla. Bruselas evita esta
vez alargar el conflicto con el nuevo coloso estadounidense de la
tecnología: la Comisión anunció este miércoles
un
principio de acuerdo con Google para cerrar una investigación
que se ha extendido durante más de tres años por abuso de posición
dominante en las búsquedas en Internet en Europa. No habrá multa.
No habrá pliego de cargos ni batalla legal. El vicepresidente de la
Comisión,
Joaquín
Almunia, se declaró “partidario de un acuerdo que evita un
largo contencioso de final incierto y en cambio garantiza cambios
significativos en la forma de operar de la compañía en Europa”.
Google respiró con alivio, y sus competidores reaccionaron con
despecho: “Ese pacto es peor que nada”.
Tras varios tira y
afloja, Google evitará la sanción —de hasta unos 5.000 millones
de euros— y las
acusaciones
de trato discriminatorio a sus competidores. El acuerdo llega
después de que el grupo se viera obligado a presentar una tercera
propuesta —Bruselas rechazó las anteriores— con concesiones
adicionales: básicamente, Google acepta garantizar que cuando
promocione sus propios servicios especializados de búsqueda en su
página web (sobre hoteles o restaurantes, por ejemplo) también
mostrará claramente los servicios de tres rivales seleccionados por
un método objetivo. Google retirará también los requisitos de
exclusividad de sus acuerdos publicitarios, y eliminará
restricciones para que las campañas de publicidad puedan
desarrollarse en plataformas rivales.
El cumplimiento por
parte de Google de esos compromisos será supervisado por un
administrador independiente durante un plazo de cinco años.
Almunia
tiene ahora que enviar cartas a los 18 denunciantes, y a la espera de
sus respuestas —que difícilmente modificarán la decisión final—,
el caso quedará definitivamente cerrado en apenas unos meses. La
decisión de Bruselas llega un año después de que las autoridades
de EE UU dieran el visto bueno al motor de búsqueda de Google, que
salió de esa investigación sin un rasguño. “Ninguna autoridad de
competencia en el mundo ha obtenido resultados parecidos a la
Comisión”, presumió
Almunia. Y sin embargo una sensación
de alivio contenido se apoderó este miércoles de los cuarteles
generales de Google tras el anuncio del preacuerdo. “Vamos a poner
en marcha cambios significativos en la forma en la que operamos en
Europa. Hemos estado trabajando con la Comisión Europea para abordar
las cuestiones que se han planteado y esperamos resolver este
asunto”, subrayó el
Kent Walker, vicepresidente y responsable de
asesoría jurídica de la compañía de Mountain View, en la única
declaración pública de la empresa.
Aunque aún se desconocen
los detalles sobre el impacto financiero que el preacuerdo pueda
tener para Google, cabe esperar que se concentren sobre su división
de tabletas y teléfonos inteligentes, en las que las búsquedas
locales tienen mayor peso. El principio de acuerdo con el Ejecutivo
comunitario no afecta, en cambio, a una de las claves de su modelo de
negocio: la forma en que el algoritmo
PageRank ordena los resultados
de las búsquedas. Además, al sortear la multa, Google marca
distancias con su competidor
Microsoft, que acumula sanciones de la
UE por valor de 2.200 millones en los 10 últimos años por negarse a
eliminar trabas a la competencia, y posteriormente por incumplir sus
compromisos.
La reacción de sus competidores contrasta con
el perfil bajo por el que optó Google. La asociación
FairSearch
Europe —en torno a la que se reúnen compañías de la talla de
Microsoft, TripAdvisor y Oracle— destacó que el preacuerdo puede
elevar los costes de los competidores del gigante californiano “en
vez de acabar con las prácticas contrarias a la competencia”.
Icomp, otro grupo de interés patrocinado por
Microsoft, considera
que “sin la revisión de terceros” el vicepresidente
Almunia se
arriesga a “dejarse engañar” por Google. Más severa fue la
Asociación de Editores de Prensa Europeos, que acusó al comisario
de “legitimar el comportamiento anticompetitivo de Google”, con
efectos “devastadores para el desarrollo de la prensa independiente
y del conjunto de las industrias creativas europeas”.
El
éxito de Google es de tal calibre que este no es, ni mucho menos, el
único contencioso pendiente. El buscador se enfrenta
a
una multa de mil millones en Francia por evasión fiscal.
Competencia tiene abierto otro caso por el abuso de posición
dominante de su sistema operativo para móviles, Android. Y está en
el punto de mira de la UE por causas relacionadas con la privacidad y
la protección de los derechos de autor y de la propiedad
intelectual.
La pregunta clave al iniciarse el caso era
clara: ¿El dominio de Google va a ser menor tras el fallo de
Competencia? El propio
Almunia dejó entrever la respuesta: “La
investigación ha examinado los abusos, no la posición dominante.
Nadie discute que Google es dominante, pero eso se debe a la
innovación de esa empresa y a su capacidad para responder a las
demandas del mercado. Competencia actúa contra el abuso, no contra
el dominio en sí”.
Fuente:
El País.