5 preguntas básicas sobre Windows 10

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  • Las cinco preguntas más habituales de los usuarios ante el lanzamiento del nuevo sistema operativo de Microsoft

Ramón Peco 27 JUL 2015 - 19:21 CEST

¿Es gratuito?

Windows 10 no es gratuito para todos los usuarios. Es posible actualizarlo de forma gratuita durante el primer año si ya se cuenta con una licencia de Windows 7 o Windows 8. También podrán usarlo de forma gratuita todos los que se han descargado la versión para desarrolladores, que se actualizará a la versión definitiva del sistema el 29 de julio. De lo contrario hay que comprar una licencia. El precio de la versión básica es de 119 euros.

¿Cómo lo instalo?

Es sencillo. Será preciso tener instaladas todas las últimas actualizaciones de Windows 7, Windows 8 o la versión para desarrolladores de Windows 10 para que Microsoft nos de la opción de actualizar a la versión final de Windows 10. Esta operación podrá realizarse manteniendo la misma configuración que ya tenemos en el ordenador. En el caso de que compremos una copia del sistema estas se podrán obtener descargándolas desde la tienda de Microsoft o en DVD y memorias USB.

¿Funcionará bien en mi ordenador?

La mayoría de equipos lanzados en los últimos años pueden cargar Windows 10. Si el ordenador o tableta cumple los requisitos técnicos podrá actualizarse a Windows 10 pero, atención, es probable que no existan aún controladores de software (drivers) para todos los componentes de hardware del dispositivo el 29 de julio. Para asegurarlo, conviene visitar la web del fabricante del PC o tableta y comprobar si el equipo podrá estar plenamente operativo desde el primer día. Aunque también es posible que como en ocasiones anteriores Microsoft lance un asistente de actualización que haga un chequeo al dispositivo y nos diga si es posible actualizar. En esta guía creada por Microsoft se aclaran casi todas las dudas.

¿Son compatibles los programas con las tabletas?

Siempre que la configuración de hardware del dispositivo permita usar Windows 10, sí. Esto excluye por ejemplo a las Surface RT. Eso sí, la experiencia de uso puede ser muy pobre en las aplicaciones pensadas para ser manejadas con ratón si no lo utilizamos (o un puntero táctil muy preciso).

¿Qué pasará con los teléfonos con Windows Phone?

La inmensa mayoría de los teléfonos que utilizan Windows Phone 8 podrán actualizarse a Windows 10. Esta la lista publicada por Microsoft para los que han instalado una versión beta del sistema es una buena referencia de los que podrán actualizarse. Aunque no todos gozarán de las mismas funciones. Por ejemplo, la posibilidad de cargar desde el teléfono una versión del sistema de escritorio al conectarlo a un monitor solo estará disponible en terminales que aún no han salido a la venta. Por otra parte, habrá que esperar un poco más para obtener la versión de Windows 10 para móviles.
 
FUENTE: El País. 
 
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  • Investigadores de EE UU presentan un prototipo que alimenta pequeños dispositivos

José Manuel Abad Liñán Madrid 22 JUL 2015 - 15:17 CEST

Nikola Tesla sentía aversión por los cables. Imaginó y trabajó por un mundo en el que no fueran necesarios ni para comunicarse ni para transmitir la energía. La primera parte de su sueño se ha cumplido con creces: ahí están la radio, la televisión, la telefonía móvil y las redes wifi para demostrarlo. La segunda parte se ha hecho más de rogar, pero empieza a dar satisfacciones en forma de alfombrillas que recargan móviles y sistemas que se alimentan de las ondas de la televisión o el móvil.

El siguiente avance en la energía sin cables se ha logrado, curiosamente, gracias a un sistema concebido para la comunicación: la wifi que utilizan la mayoría de los hogares. Un equipo de investigadores de la Universidad de Washington en Seattle (EE UU) ha utilizado un router para cargar a distancia baterías. De momento han conseguido alimentar dispositivos como los que utilizan pequeños electrodomésticos y mandos a distancia (las pilas de níquel-metal hidruro) y las pilas de botón de los relojes (pequeñas baterías de ion de litio). La revista MIT Technological Review recoge en un artículo el estudio, con un título ambicioso: "Alimentar los próximos miles de millones de dispositivos con la wifi" .

El sistema presentado se denomina PoWiFi (acrónimo inglés de "alimentación a través de wifi") y funciona a distancias de hasta 8,5 metros. Para lograrlo, los investigadores crearon un sistema que recolecta la energía de la wifi y la suministra de manera continua a las baterías.

Los investigadores presumen de que su logro resulta compatible con el uso habitual de la wifi y de que "no compromete significativamente su rendimiento" para conectar dispositivos a la Red y entre sí. Sin embargo, para el profesor de Radiocomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid, José Manuel Riera, esto solo sería posible en "casas aisladas y distantes unas de otras", como las de las zonas residenciales de Estados Unidos, no tanto en los apartamentos y pisos en los que viven muchos europeos, por las interferencias de la conexión con las de los vecinos. "Cuando no estamos usando Internet, nuestro router solo utiliza un 1% del tiempo de transmisión. Son desconexiones de milésimas de segundo que aprovechan otras redes inalámbricas para transmitir", explica Riera. El uso para suministrar energía, en cambio, exige que el router transmita energía de forma continua. "En un entorno de mucho uso, como una universidad o una empresa, no se podría aplicar", ilustra el profesor.

A diferencia de los dispositivos que utilizan las frecuencias de televisión y telefonía móvil, este sistema trabaja con frecuencias de la banda ISMC (en la que se incluye la wifi, pero también Bluetooth y ZigBee). La legislación de EE UU y Europa no limita su uso a las comunicaciones y por tanto, también podría usarse para alimentar pequeños dispositivos, según los autores.

Sin embargo, las limitaciones de potencia en Europa (100 milivatios) y EEUU (hasta un vatio, en determinadas condiciones) quedan muy lejos de la necesaria para cargar un teléfono inteligente. Un smartphone precisa 4 o 5 voltios. Para cargar su batería por este sistema, tendría que emitir una potencia un millón de veces mayor.

Además, las ondas que emite un router se difunden en todas direcciones (es precisamente esa cualidad la que permite utilizarlas para conectar dispositivos ubicados en diversos lugares de una casa), pero esa dispersión juega en contra de la potencia que son capaces de transmitir.

A pesar del inconveniente, en opinión del catedrático de Ingeniería Electrónica de la Universidad Politécnica de Valencia, José Sánchez-Dehesa, la investigación supone "un avance significativo" para mantener alimentados todo tipo de sensores de bajo consumo, como los que se emplean en domótica y en otras aplicaciones del Internet de las cosas. De hecho, el estudio se completa con dos nuevos dispositivos —una cámara y un sensor de temperatura— que se alimentan perfectamente a través del nuevo sistema. En la casa de Tesla habrían encajado bien.

FUENTE: El País. 

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  • Apple y Facebook distribuirán información generada por los medios tradicionales

José Manuel Abad Liñán Madrid 9 JUL 2015 - 10:45 CEST

Las grandes empresas tecnológicas ambicionan los lectores y espectadores de los medios de comunicación. La mayor de ellas, Apple, anunció hace apenas un mes que incorporará a su sistema operativo iOS 9 una app denominada News, que seleccionará y mostrará contenidos propios de la CNN y de revistas como Time, Wired o Vanity Fair. “Ya no necesitarás moverte de aplicación en aplicación para permanecer informado”, avanza el texto promocional de la compañía. Dicho de otra forma: para leer y ver esos contenidos ya no será necesario entrar en el portal o la aplicación específicos del medio que los haya creado.

El anuncio de Apple llega solo un mes después de que Facebook activase Instant Articles. En el fondo, comparte el mismo concepto: la red social integra una selección de contenidos de varios medios (The New York Times, The Guardian y la BBC entre ellos) directamente en el muro, como si fuera el post de un amigo, y sin enlazar a la fuente original de la noticia.

Para el propietario de Facebook, Mark Zuckerberg, a nadie le gusta esperar a que la red social los redirija a la web del medio: “Muchos abandonan las noticias antes de que ni siquiera se hayan cargado”. Sin embargo, tras el proyecto subyace mucho más que el deseo de mejorar la experiencia de usuario. Diversos estudios, como el de la consultora digital Parsely, indican que el tiempo que se dedica a leer o ver noticias es mayor que el de otros contenidos. Además, los lectores de noticias, en busca de actualizaciones, consultan la Red más a menudo. Son unos usuarios apetecibles para las redes sociales.

Habituadas a recibir malas noticias tras años de crisis económica general, de ventas y de caída de ingresos publicitarios, ¿asumirán los medios perder tráfico en sus webs? ¿Admitirán que sus cabeceras se disuelvan en el magma de las redes sociales y las aplicaciones ajenas? Para el analista de medios y periodista norteamericano Jeff Jarvis, no les quedará más remedio. Los periodistas “tenemos que ir adonde están los lectores y no continuar esperando a que vengan a nosotros”, afirma a EL PAÍS. Google y Facebook, en su opinión, conocen mejor a los lectores que los medios y, en todo caso, la mayoría de los accesos a los periódicos ya procede de los buscadores y —aunque en menor medida— de las redes sociales. Facebook se usa cada vez más para compartir noticias en la web: en un año, ha crecido un 45% su uso con este fin en los 20 medios anglófonos más importantes del mundo.

En positivo, los proyectos pueden brindarles a los medios nuevos lectores y conquistar a los más jóvenes, que han abandonado la televisión y la prensa en papel como medios de información en favor del mundo digital. También compensar las pérdidas de ingresos con los que les rinda la publicidad digital. Ni Facebook ni Apple pagarán a los medios por sus contenidos, pero les darán el 70% de los ingresos obtenidos de la publicidad que generen en los nuevos soportes sus noticias.

Las expectativas de crecimiento del mercado publicitario digital resultan, por lo demás, alentadoras. Según expertos consultados, en EEUU esos ingresos igualan ya a los que logra la televisión. En Europa, lo harán pronto.

De ese mercado, los buscadores se benefician sobremanera. Solo en España, los ingresos por publicidad digital ascendieron a 1.033 millones en 2014; de ellos, 560 fueron al bolsillo de los buscadores (con la hegemonía de Google) y el resto se repartieron entre las cabeceras de los medios y las redes sociales. En cambio, en el pequeño pero creciente segmento de los móviles y tabletas, que reportó 42 millones de euros, los medios y las redes obtuvieron todo un 77%.

Otras tecnológicas apoyan estrategias distintas a las de Apple y Facebook. Google destina 150 millones de euros a proyectos en periodismo innovador, Amazon incorpora a su tableta Kindle Fire contenidos de The Washington Post (comparten dueño, Jeff Bezos) y un equipo editorial de Twitter seleccionará cada día los 25 o 30 mejores tuits informativos. 

El soporte móvil tiene futuro

El tiempo de consulta de los medios a través de los soportes móviles aumenta. Los estadounidenses ya dedican 2,8 horas diarias a consultar noticias por esa vía frente a las 2,4 del ordenador.

Sin embargo, este tiempo todavía no se rentabiliza en ingresos por publicidad en esos soportes. Solo en EEUU, se calcula una oportunidad de negocio perdida de 25.000 millones de dólares en 2014. El gran momento de los móviles está por llegar: "Su auge ha coincidido con la crisis económica y publicitaria, y los anunciantes no se han adaptado al entorno móvil tan rápido [como en otras épocas] lo hacían a los nuevos formatos", explica un experto en mercado publicitario del móvil. "Muchas de las webs a las que redigirían los anuncios que ya pueden verse en los móviles —añade— siguen sin estar adaptadas a los teléfonos y las tabletas. El anunciante no se atreve a dar el paso, aunque cada vez hay más formatos publicitarios, menos intrusivos, que aprovechan las oportunidades específicas del móvil".

El parque de teléfonos móviles mundial en 2014 ascendía a 2.100 millones de terminales, un 23% más que en 2013. Los usuarios de aplicaciones se mantienen, pero suben los de las web móviles adaptadas al móvil. Google las favorece cuando muestra resultados de una búsqueda tras su último cambio de algoritmo.

FUENTE:
El País.

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