Hasta ahora, los usuarios más jóvenes solo podían compartir sus contenidos en Facebook con amigos o amigos de amigos. / Cordon press
Hasta ahora, los más jóvenes solo podían compartir sus contenidos con amigos o amigos de sus amigos. Desde hace una semana, los que tengan entre 13 años (edad mínima para abrir una cuenta en esta red social) y 17 podrán compartir, si quieren, en modo público (accesible para todos) sus fotografías, su estado y sus comentarios.
Estos menores también podrán utilizar la función de seguimiento, que permite recibir automáticamente los mensajes públicos de otro sin necesidad de que los dos estén conectados. “Sus perfiles podrán ser públicos si lo desean; los cambios son de efecto inmediato”, explican desde la compañía.
Maddy Smith, de 13 años, comenta, mientras come con sus compañeros de un instituto del distrito de Washington, que no tiene Facebook y cree que no lo tendrá. “Mis padres no quieren, no les gusta. Creen que solo se dicen chismes”, alega
Zay Zobey, también de 13, explica en el comedor del
National Press Building que ella sí tiene una cuenta que usa sobre todo para mantener el contacto con sus compañeros del colegio y del campamento de verano. “Estoy preocupada porque nuestros comentarios ahora pueden ser públicos, no me siento segura, yo seguiré teniendo mi privacidad solo para mis amigos”, anuncia.
“Se trata de un paso muy positivo y es algo que llevamos deliberando mucho tiempo. Los jóvenes de ahora son nativos de las plataformas digitales; absorben mejor los cambios, con menos dramatismo que las generaciones más mayores”, indican en la compañía.
Joy Spencer, miembro de
The Center for Digital Democracy, organización que trabaja para que Internet siga siendo un espacio abierto, diverso y democrático, cree que se trata solo de un paso más en una política de la empresa de ajuste constante a los límites considerados tolerables en la Red. “Este anuncio es simplemente una continuación de su estrategia para seguir siendo la
red social líder y defenderse ante la amenaza de otras, como
Twitter o
Google+”, argumenta. “La norma que antes impedía a los adolescentes publicar libremente en su muro era el reflejo de la demanda social de protegerles. Con estos cambios,
Facebook reconoce que los adolescentes son participantes activos en el debate cultural actual”, añade.
Spencer reconoce que la decisión tiene importantes efectos publicitarios. “Afectará positivamente a las empresas anunciantes, ya que este sector de la población ahora será más visible”. Y alerta sobre algunos riesgos: “Los cambios, que implican un análisis exhaustivo de una gran cantidad de datos, también acarrean que al compartir sus opiniones exista un riesgo de exponer mucha información acerca de lo que son, sus movimientos y sus preferencias”, añade el experto.
Facebook responde a estas inquietudes asegurando que ha adoptado medidas para alertar a los adolescentes sobre lo que significa compartir contenidos en modo público. “Hemos introducido herramientas adicionales para educar a estos jóvenes sobre las implicaciones que tiene compartir información con una audiencia pública”, explica su portavoz.
Cuando los menores publiquen algo en su muro, la información, en un primer momento, solo será visible para sus amigos. Si el adolescente decide cambiarlo a público podrá hacerlo, aunque antes tendrá que leer un cuadro informativo donde se explica lo que el cambio significa. El mensaje advierte de que “puede acarrear que cualquiera puede acceder a su cuenta y perfil”.
La red social, que nació hace nueve años y cuenta con unos 1.200 millones de usuarios en todo el mundo, no ha logrado convencer a muchos sobre la bondad de su decisión.
Alexis Vanni, coordinador de comunicación de
Common Sense Media, una compañía dedicada a “mejorar la calidad de vida de los menores y sus familias proporcionándoles información veraz e independiente”, asegura que “el hecho de que
Facebook dé a los jóvenes la oportunidad de saber que lo que acaban de publicar podrá ser visto más allá de sus amigos y los amigos de sus amigos puede parecer que es por su propio bien, pero en realidad con este paso le está dando a la red social la oportunidad de contar con toda esta información para conseguir más anunciantes”.
Facebook recaudó el pasado trimestre 1.160 millones de euros en publicidad, un 30% más que en el mismo periodo del año anterior. De todo ello, el 41% llega a través de móviles y tabletas, desde donde se conecta ya el 51% de su público. Para final de año, la compañía ha anunciado la inserción de vídeos publicitarios.
La
declaración de Derechos y Responsabilidades de Facebook establece que el usuario retiene los derechos de propiedad intelectual del contenido que publica, pero al subir imágenes o textos a la página como públicos, le otorga a la red social una licencia para emplear y mostrar esos contenidos dentro de su sistema. El único límite que tiene
Facebook para utilizar estos contenidos lo determinan los usuarios con la personalización de las políticas de privacidad de su propia cuenta.
“Estas grandes compañías de comunicación y tecnología tienen un interés enorme en convencer a sus consumidores de que compartan la mayor información posible, de forma que puedan acceder a ella fácilmente y ponerla al servicio de la publicidad; no piensan, ni un ápice, en proteger la privacidad del usuario”, prosigue
Vanni.
Joy Spencer, el miembro de la organización que trabaja para que Internet siga siendo un espacio abierto, considera que
Facebook está erosionando cada vez más el derecho a la privacidad de los ciudadanos de todo el mundo, incluidos la
Unión Europea y
Estados Unidos. “Además, permite que las empresas de publicidad vigilen nuestras vidas”, añade. En su opinión, “promocionando comida basura y otras prácticas inquietantes, la nueva política pone a los adolescentes en mayor riesgo”.
En una economía basada cada vez más en la recopilación, interpretación y explotación comercial de los datos resulta difícil no pensar que la modificación de los términos de uso para adolescentes tenga un sentido comercial. Los adolescentes siempre han sido un grupo demográfico especialmente deseado por las compañías de
publicidad. Son más propensos a consumir artículos como ropa, comida basura o la tecnología.
Para los progenitores la medida tiene aspectos inquietantes, pero también una derivada que muchos considerarán positiva. Por un lado, aumenta el riesgo de que sus hijos puedan ser objeto de ofensivas comerciales más agresivas, y por otro, eleva significativamente el público potencial de lo publicado por sus hijos.
El riesgo de que los más jóvenes suban a la Red contenido inadecuado o que pueda resultar lesivo para otros o para ellos mismos ya existía antes, pero al menos su visibilidad estaba circunscrita a un universo más reducido. Con las nuevas normas, será accesible para todos. Incluso para los propios padres, que hasta ahora se veían excluidos de toda la actividad de sus hijos en
Facebook a menos que estos, o sus amigos, les aceptasen como amigos. A partir de ahora, incluso aunque sean rechazados, podrán tener un mayor conocimiento gracias al botón de “seguimiento”.
“Las nuevas normas de
Facebook lo que exigen es que haya una educación constante y dirigida a los adolescentes. Estos tienen que recordar que si cambian la seguridad a pública, luego tendrán que volver a cambiarla manualmente. Este paso es fundamental”, explica
Hemu Nigan, fundador de SSP Blue, compañía de seguridad y privacidad online.
“Como profesionales que verificamos la
seguridad en Internet no pensamos que el cambio de política en
Facebook vaya a hacer que se produzcan más casos de abuso a menores, tanto escolar como sexual, ya que normalmente estos episodios surgen entre conocidos y no entre extraños”, opina.
Algunos expertos advierten de que el simple cambio de configuración no va a atraer a los adolescentes a
Facebook. En un estudio reciente elaborado por el instituto Pew, los chicos mostraron “poco entusiasmo” con esta nueva medida. Se trata de un segmento de población que se comunica y accede a la red básicamente a través de
dispositivos móviles. Lo hacen por medio de teléfonos inteligentes, y en estos resulta mucho más fácil e inmediato subir una foto a
Instagram que publicar una actualización en
Facebook. Para ellos el tiempo que se necesita para publicar algo en esta red es “demasiado largo” y consideran que
Facebook es “engorroso”, según este trabajo.
Distintas estimaciones cifran en 7,5 millones el número de menores de 13 años que tienen abierto un perfil en
Facebook. “Cuando un menor de esta edad se registra en esta red social,
Facebook asume que tiene el permiso de un tutor o padre y no lo verifica”, concluye un informe elaborado por el grupo Consumer Reports en 2011. Es decir, que esos 7,5 millones menores de 13 años también han sido convertidos, de facto, en mayores de edad en
Facebook.
Fuente:
El País.