El ICANN abre un registro mundial de marcas para evitar conflictos

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  • La creación de miles de dominios de Internet a partir del 23 de abril provoca nuevas incertidumbres comerciales

Javier Martín Madrid 27 MAR 2013 - 12:30 CET



El ICANN ha abierto un registro y una base de datos de marcas para evitar los conflictos que empezarán a plantearse a partir del 23 de abril, a raíz del aumento de dominios comunes, como nombres de ciudades y genéricos del estilo "books" o "news".

Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (ICANN), organismo encargado de asignar los dominios genéricos de Internet, amplió el pasado año la posibilidad de crear otros dominios aparte de los conocidos .com, .net, .org, .edu o .gov, entre otros. Visto como una clarificación de Internet, también es una ampliación de su negocio (cobro por registros), pues la iniciativa consistía en crear otros dominios para, por ejemplo, las ciudades (Nueva York, Roma, Tokyo, Madrid, Barcelona los han solicitado...) y también temas genéricos. Es el caso de .book o .news, que ya han sido solicitados por grandes empresas de Internet como Amazon o Google y que el ICANN deberá otorgar a una o a otra.

"En principio la aprobación de los primeros dominios será en abril, pero no se activarán hasta julio", explica Joao Damas, unas de las 13 personas del ICANN que se encargan de la seguridad del sistema de dominios. Este consultor portugués de 45 años, afincado en Madrid, cree que el TMCH es una buena solución para las grandes empresas. "Las grandes multinacionales, para evitar conflictos de marcas, tienen que crear un dominio en cada país; y ahora con la apertura de unos mil dominios genéricos más, el registro se les multiplicaba".

Damas cree que, pese a todo, no se solucionarán los conflictos de intereses cuando una marca solo actúe en una zona geográfica, "pero al menos el servicio servirá para informar previamente de esas ciscuntancias. Y a las grandes marcas, que s egastan millones en registros, les soluciona la vida".

La creación del llamado Trademark Clearinghouse (TMCH) intentará prevenir la posible lluvia de reclamaciones por el registro de marcas a nivel nacional e internacional.

La iniciativa del ICANN aspira a ser un repositorio mundial y a la vez un consultorio en donde el solicitante puede conocer con anticipación si su marca ya existe, en qué países y en qué campo económico. El TMC "es el mecanismo más importante de protección de derechos", según el organismo. "Permitirá a los propietarios de marcas enviar su registro de marca a una base de datos centralizada, antes y durante el lanzamiento de los nuevos dominios genéricos de máximo nivel (en inglés gTLD). "El TMCH es una solución única para proteger la marca en la era de los grandes dominios genéricos".

El TMCH cuenta con la consultora Deloitte y con la computación de IBM para hacer viable el servicio, empresas con las que organismo trabaja desde hace años. "Cualquier persona, compañía o propiedad de una marca puede enviar su registro al Clearinghouse. El TMCH protege a las marcas desde dos vías: con su registro previo y con sus servicios de reclamaciones", informa el ICANN en su página.

La apertura de miles de dominio al más alto nivel significa, entre otras cosas, un reto para las grandes marcas en sus estrategias comerciales en Internet. Según el directivo de la firma Netnames, Ben Anderson, “Internet va a ser reseteado. Desde el 23 de abril se darán más de 20 nuevos dominios a la semana, lo que podría significar más de 800 nuevos dominios en el mercado. La nueva era de Internet significará que muchas marcas necesitan repensar su estrategia en Internet".

Fuente: El País.

El estado de Virginia podría prohibir las gafas de Google

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  • Un senador republicano ha solicitado que se prohíban mientras se conduce

Javier Martín Madrid 26 MAR 2013 - 13:19 CET

La broma inicial de un bar de Seattle prohibiendo entrar con las gafas de Google, finalmente no va a ser tan descabellada.

El senador republicano por Virginia Occidental, Gary Howell, ha solicitado formalmente que se prohíba conducir con gafas interactivas (en ningún momento cita a Google Glass). El senador argumenta que, mientras la gente no debe hacerse ilusiones sobre preservar la privacidad en espacios públicos, sí que él se preocupa por la seguridad en la carretera y los posibles accidentes automovilísticos. Howell considera que su petición es solo una extensión de la ley contra el texting (escribir en el móvil) mientras se conduce, que el Estado aprobó el pasado año.

“Me imagino el problema de conductores mirando a la vez vídeos en YouTube o citando documentos por voz, y en nuestra legislación no hay nada para evitarlo. Esperemos que con esta propuesta se abra el debate", ha dicho.

Según la información aportada por Google, sus gafas, que no estarán a la venta antes de final de año, permitirán fotografiar y grabar vídeos, interactuar en tiempo real con otros vídeos, acceder a servicios de GPS, dictar mensajes y traducir diferentes lenguas, todo ello en una lente sobre uno de los ojos que irá proyectando las imágenes y los servicios.

Preguntado por la iniciativa del senador virginiano, un portavoz de Google manifestó: "Las nuevas tecnologías siempre traen nuevos retos. Nosotros creemos que las gafas tienen un tremendo potencial para mejorar la seguridad en las carreteras. Pero siempre el feedback es bienvenido".

Desde el pasado febrero, Google ya ofrece a cualquiera probar sus gafas, aunque para ello tenga que pagar más de 1.200 euros. También ese mes desveló nuevas funcionalidades de las gafas, que es lo que ha alertado a diferentes colectivos.

Fuente: El País.

Google y Apple, valores enfrentados

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  • Guerra por el móvil en el parqué: la firma de la manzana ha perdido un 23% en Bolsa en seis meses mientras el buscador se ha revalorizado un 20%

Sandro Pozzi Nueva York 25 MAR 2013 - 00:01 CET


Un hombre habla frente a un cartel de Apple en Pekín / MARK RALSTON (AFP)

Comprar o vender. Es la pregunta que ronda la cabeza de muchos inversores de Apple y Google tras ver su cotización, con curvas de vértigo. Hace seis meses, la firma de la manzana marcaba su máximo en 705 dólares (542 euros) la acción con la presentación del iPhone5. Lo logró tras una espectacular remontada que le afianzó como la compañía más valorada de Wall Street, a la que siguió un desplome de la misma intensidad. Con la compañía del buscador pasó justo lo opuesto.

La ley de la gravedad también se aplica al parqué, donde los valores se mueven por la percepción. Si hace un año Apple era la niña bonita, su lugar lo ha tomado este año Google. Su antigua socia frente al dominio de Microsoft es ahora su gran rival en la era de la movilidad. La firma de Tim Cook ha perdido casi un 23% de su valor en seis meses y llegó a hundirse a principios de marzo más de un 60% con respecto a su cota máxima de septiembre. Mientras, la corporación de Larry Page se ha apreciado un 20% en un semestre.

El fabricante del iPhone y del iPad cree que es el rey, pero en un mercado abarrotado y donde el sistema operativo Android es la plataforma dominante. Google es además la líder indiscutible en el negocio de la publicidad electrónica gracias a su buscador y ahora a su ecosistema de dispositivos.

El nuevo máximo de Google está en los 844 dólares la acción (650 euros), que marcó a comienzos de mes y que le consolida como la tercera mayor firma cotizada por detrás de Apple y Exxon Mobil. Algunos analistas, como los de Crédit Agricole y Stanford Bernstein, ven los 1.000 dólares (770 euros) muy cerca, aunque en las últimas dos semanas perdiera algo de fuerza. Es el mismo valor que daban el pasado otoño para sociedad que capitanea Tim Cook, cuyos títulos bajaron el 4 de marzo a un mínimo anual de 419 dólares (322 euros).

Aunque, tras esta escalada, Google corre el mismo riesgo de desplome que Apple (que ahora mantiene el valor por la posibilidad de que reparta más dividendos) los inversores la ven como la compañía que está en este momento mejor colocada para sacar tajada a una realidad que rota en torno al móvil. Al dinero le gusta apostar por las tecnológicas y a la vista de las curvas enfrentadas parece que los inversores están cambiando continuamente los huevos de una cesta a otra.

Google empezó a cotizar en agosto de 2004 con un precio de salida de 85 dólares (65 euros) la acción. Un año después se pagaba a 300 la unidad. Desde su estreno se revalorizó un 670%. Y si lo que se toma como punto de partida es el estreno de Google, la remontada de Apple es mucho mayor, del 2.630%. Pero todo depende del momento en el que se haya entrado. En la relación precio-ganancias, otro factor para valorar a las firmas cotizadas, el ratio para Google es de 17,3 puntos frente a 9,2 puntos de Apple. Es decir: el fabricante del iPhone tiene margen para recuperarse si es capaz de volver a impresionar.

Tim Cook repite que no gestiona la compañía con la visión a corto plazo. Pero sabe que para crecer necesita sorprender con un nuevo producto que mantenga el entusiasmo y que mire más allá del negocio de la telefonía móvil. El iPhone es su arma, al generar más de la mitad de los ingresos, pero también su vulnerabilidad. Y la surcoreana Samsung, aliada de Google, está utilizando toda su artillería para que el Galaxy domine.

Fuente: El País.

El Gobierno aborda hoy la futura reforma de la Ley de Propiedad Intelectual

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  • Quiere 'afinar el tiro' en la lucha contra las descargas no autorizadas
  • Ha sido clave el acuerdo entre Cultura e Industria
  • El texto pasará por un periodo de información pública

P. Romero | Agencias | Madrid

El Consejo de Ministros tramitará hoy el anteproyecto de Ley de Propiedad Intelectual en primera lectura, que pretende fortalecer los instrumentos para luchar contra la llamada 'piratería' en Internet.

El anteproyecto de Ley de Propiedad Intelectual, que estaba previsto que se tramitase el viernes pasado, plantea medidas para reforzar los poderes de la Comisión de Propiedad Intelectual, encargada de notificar y en su caso retirar contenidos denunciados por no respetar los derechos de autor, así como para asegurar una mayor transparencia y eficacia de las entidades de gestión de derechos como la SGAE.

El acuerdo entre los ministerios de Industria y Educación, Deporte y Cultura, tradicionalmente enfrentados por la lucha contra la 'piratería', ha sido clave para llevar la nueva reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, cuya reforma fue anunciada hace más de medio año, al Consejo de Ministros.

Según informaba la semana pasada El Confidencial, que citaba al subsecretario de Educación, Cultura y Deporte, Fernando Benzo, se ha llegado un acuerdo con la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información (SETSI) para definir de una manera más clara qué tipo de sitios web se van a perseguir.

Este proyecto cuenta con la oposición de las entidades de gestión, las industrias culturales y otros colectivos, entre ellos abogados, profesores y empresarios de Internet.

Algunos activistas ya han bautizado el proyecto como 'Ley Lassalle' -sucesora de la 'Ley Sinde'- en relación con el secretario de Estado de Cultura y principal impulsor de la reforma, José María Lassalle.

De esta forma, la nueva normativa endurecerá el control sobre los sitios web de enlaces a descargas y sus intermediarios, sean españoles o no, uno de las principales reivindicaciones de la industria cultural, que ha tratado en vano de luchar contra ellas en los tribunales, a pesar de que los tribunales españolescoincidencasi de forma unánime en considerar la actividad de enlazar como algo no delictivo, e incluso lícito). Y esa misma industra ha visto cómo la llamada 'Ley Sinde', una reforma de hace un año diseñada específicamente para actuar contra esta actividad por la vía administrativa, no ha resultado eficaz para frenar estos comportamientos en la Red, a los que achaca gran parte de la culpa de su profunda crisis.

Cortar el grifo económico

Según las últimas filtraciones, el texto propondrá que la Comisión de Propiedad Intelectual pueda "estrangular económicamente" a las páginas web que tengan contenidos no autorizados, especialmente aquellas que cuenten con enlaces a descargas, que atenten contra la propiedad intelectual. Para ello, está previsto obligar a los anunciantes para que retiren la publicidad, así como a las empresas de pago electrónico para que restrinjan los mismos.

Identificación de los infractores

Asimismo, propondrá hacer que los jueces puedan obligar a proveedores de servicios a identificar a los infractores a través de una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil, algo que hasta ahora está reservado para los delitos graves.

Multas y retirada de catálogo
También, establecerá la posibilidad de imponer multas cuando las páginas notificadas incumplan reiteradamente las peticiones de retirada de los contenidos denunciados, sanciones administrativas que oscilarían entre los 30.000 y los 300.000 euros. Y de aprobarse, obligará no sólo a la retirada de contenidos específicos, sino a retirar cualquier contenido del catálogo cuyos derechos pertenezcan al solicitante (entidad de gestión, empresa o particular), para lo que los sitios notificados deberán establecer controles. Se trata de esta forma de evitar la reincidencia.

Google se libra

Eso sí, la norma excluirá explícitamente de este procedimiento a los motores de búsquedas como Google, así como a aquellos sitios web que enlacen 'ocasionalmente' a contenidos protegidos. Y las medidas nunca irían dirigidas contra los usuarios finales de Internet.

Copia privada

Además, el proyecto prevé reducir y concretar el concepto de copia privada a aquella realizada sobre un original adquirido de forma comercial. El texto especificaría que esas copias se hagan de un soporte original comprado, lo que podría excluir las obras digitales, las copias de obras alquiladas, o incluso de las prestadas o regaladas.

Nuevo canon

También se creará un nuevo canon compensatorio sobre obras en formato digital que eventualmente suban a la Red las universidades virtuales, que será gestionado por el Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO).

Fuente: El Mundo.

Internet lo sabe (casi) todo de usted

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  • Las redes sociales arrastran a los internautas a dibujar sus perfiles a golpe de clic
  • Los expertos coinciden: la privacidad no existe en el ciberespacio y es clave gestionar la imagen y elegir qué enseñar

Alejandra Agudo 17 MAR 2013 - 23:10 CET

 


El 42,5% de los internautas que usan redes sociales en España ha encontrado difícil gestionar la privacidad de su perfil. / Cordon Press

Cuánto se gasta en ropa, qué juegos prefiere, sus creencias religiosas, tendencia política, dónde pasó sus últimas vacaciones, su color favorito, o si es de tomar cerveza, vino o agua en las comidas. Muchos de estos detalles sobre usted están en Internet. Algunos los habrá publicado usted mismo, otros se pueden inferir de su actividad en la Red, qué páginas visita, qué aplicaciones se descarga en el móvil o simplemente de lo que otros dicen de su persona. La información está ahí y no hace falta ser malintencionado para encontrarla, aunque puede ser usada con malas intenciones.

Lo habitual, sin embargo, es que las empresas recaben y crucen datos personales para ofrecer publicidad muy individualizada en función de los gustos de cada uno, incrementando con ello sus posibilidades de venta. Así, la privacidad se ha convertido en la moneda con la que pagamos muchos de los servicios online aparentemente gratuitos. Otras veces, compartimos intimidades simplemente para satisfacer la necesidad humana de comunicarnos, según los sociólogos. Sea de manera intencionada o inconsciente, cada clic de ratón o palabra que escribimos en la blogosfera revela quiénes y cómo somos. Los expertos coinciden: la privacidad en Internet no existe, pero se puede gestionar cuánto enseñamos y qué imagen damos.

Las autoridades de protección de datos del Estado de Schleswig-Holstein (Alemania) prohibieron en agosto de 2011 el uso del botón Me gusta de Facebook porque entendían que violaba la privacidad de los usuarios. Sus sospechas de que esa información podía servir para crear perfiles con hábitos y preferencias de los internautas se han confirmado. Un grupo de investigadores del Centro de Psicometría de la Universidad de Cambridge ha desarrollado un modelo matemático que permite deducir con alto grado de acierto la etnia, la orientación sexual, las tendencias políticas y las creencias religiosas de cualquier persona a partir de los Me gusta que ha pinchado en la red social.

Aquella no era la primera vez que Alemania decidía poner coto a la difusión y tratamiento de información personal en la Red. En 2010, el Gobierno de Angela Merkel aprobó una ley que impedía a los jefes husmear en los perfiles en redes de sus trabajadores en busca de datos personales. Tampoco las empresas de reclutamiento podían buscar las vergüenzas online de los candidatos. Los expertos en protección de datos señalan que, en la práctica, este tipo de medidas son muy difíciles de aplicar.

“El único modo de mantener nuestra privacidad online sería no usar Internet en absoluto. Aunque, como es obvio, eso ni es conveniente, ni posible en muchos casos”, opina Ángel Gutiérrez, coautor del libro Comercio electrónico y privacidad en Internet. “Ya no hace falta que revelemos directamente quiénes somos y lo que nos interesa. Los sitios web lo averiguan por lo que hacemos en Internet”, continúa el experto. ¿Para qué? Para ganar dinero. “El negocio es la publicidad”, indica Ricard Martínez, presidente de la Asociación Profesional Española de Privacidad (Apep). Estamos en la era de la publicidad a la carta. Ya lo habrá notado, ayer entró en algunas páginas de automóviles y hoy le persigue por la World Wide Web el anuncio del coche del año. Esta práctica puede ser molesta e invasiva para algunos y una ventaja para otros, porque evita recibir información comercial que no le interesa.

¿No recuerda haber dado permiso para que su actividad online sea rastreada? ¿Tampoco le suena haber autorizado a una aplicación móvil acceder a su libreta de contactos? Seguramente lo hiciera cuando aceptó los términos de uso de los servicios online que utiliza, ya sea un buscador como Google, redes sociales como Facebook o Twitter, o la mensajería instantánea de WhatsApp. Un 42% de internautas no lee la política de protección de datos, según el Eurobarómetro sobre conductas de los internautas en materia de privacidad, de junio de 2011.

“La gente no lee ni configura la privacidad de los espacios online en los que se desenvuelve”, denuncia Martínez. “Lo ponen muy complicado. No solo es que pongan condiciones que no se entienden, sino que además las cambian continuamente. Nos hacen creer que podemos controlar la privacidad, pero no es verdad”, añade Jorge Flores, responsable de PantallasAmigas, web que promueve el uso responsable de las nuevas tecnologías.

Así, el 42,5% de los internautas que utilizan redes sociales en España ha encontrado difícil gestionar la privacidad de su perfil. Un 7,2% reconoce que ha sido imposible hacerlo, según el estudio publicado en diciembre de 2012 sobre la percepción de los usuarios acerca de su privacidad en Internet elaborado por el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco).

Más o menos conscientes de los pormenores del contrato, el resultado es que “pagamos los servicios” con datos personales, dice el presidente de la Apep y profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Valencia. Normalmente, esta transacción se produce en términos “acordes a la legalidad”, añade. Aunque no siempre es así. “La ley dice que un sitio web solo puede pedirle a un usuario las informaciones necesarias para poder ofrecerle sus productos. Pero en la mayoría de los casos solicitan informaciones adicionales”, explica Gutiérrez. Javier de Rivera, sociólogo especializado en redes sociales, cree además que los usuarios se sienten abocados a aceptar las condiciones. “Para tener contacto con nuestros amigos y estar socialmente integrado tenemos que renunciar a esa privacidad”, concluye.

Cualquier detalle es, en última instancia, importante y valioso porque permite a las empresas elaborar ofertas a medida. Y no solo en el ámbito comercial. Lo mismo se puede personalizar un anuncio directo al consumidor potencial, que un programa electoral al gusto del elector dudoso. De Rivera recuerda en uno de sus ensayos que en la última campaña electoral en EE UU, el equipo de Obama utilizó las redes sociales, sobre todo Facebook, para identificar a los votantes indecisos, conocer sus inquietudes y así encontrar “el mejor modo de convencerles”. La victoria del reelegido presidente fue, en realidad, el triunfo del data mining (minería de datos), según reflejó la prensa mundial.

Internet es, en efecto, una mina de datos. Una ventana desde la que accedemos al mundo, y por la que el mundo puede entrar en nuestra casa —con o sin invitación— y arramplar con el joyero. “Si ya hubiera existido en la época de George Orwell, no me extrañaría que hubiera incluido Internet en su 1984, como parte del aparato de vigilancia y manipulación del totalitario partido”, apostilla Gutiérrez, experto en privacidad en la Red. Esa ficción no estaría lejos de la realidad. “La información privada es utilizada en Estados totalitarios para identificar disidentes”, alerta Ricard Martínez. Por eso opina que los legisladores “deben proteger la privacidad de los ciudadanos en Internet. Es fundamental para la libertad. Para que no nos manipulen, si tengamos la sensación de que nos están fiscalizando”.

El protagonista del cortometraje Remove lo tiene claro. Para evitar el control y la vigilancia, de empresas o de Gobiernos, rompe con la tecnología. Tira su móvil en un buzón de correos y desenchufa su ordenador. El resultado: desaparece del mapa. “La actitud del personaje es radical pero plantea una cuestión que siempre me ha preocupado como usuario: ¿hasta dónde habría que llegar en el supuesto de querer desconectar, de preservar la privacidad?”, pregunta el guionista y codirector Joan Llabata.

Los riesgos son múltiples, pero se pueden minimizar. “No creo que tengamos que borrarnos de Internet, aunque hay gente que lo hace cuando cambian las condiciones de privacidad”, afirma Eva Sanagustín, autora de Visibilidad. Cómo gestionar la reputación online. “La gente está tomando conciencia de la relevancia de su identidad en la Red, pero todavía no sabe cómo gestionar su privacidad”, opina la escritora. “Hay personas que suben fotos de sus hijos, de menores, o indican constantemente dónde están. Si supieran lo que se hace con esa información no la darían”, señala.

Un estudio de Microsoft, publicado en 2012 con datos de usuarios de EE UU, Canadá, Irlanda, Alemania y España, confirma que los internautas “podrían estar subestimando” el poder (positivo o negativo) de sus acciones online sobre su propia imagen. Por ejemplo, solo un 4% de los adultos encuestados considera que sus opiniones en Twitter son importantes en la formación de su identidad digital. La información que más influye es, de hecho, la que nosotros mismos compartimos deliberadamente, como fotos y comentarios publicados en una red social, subraya el informe. En este sentido, menos de la mitad de los entrevistados (44%) reconoció que pensaba detenidamente las consecuencias de sus actividades en Internet. Aun así, un 67% creía tener el control de sus perfiles en la Red.

Un experimento de la institución belga Safeinternetbanking.be —que promueve la banca online segura—reveló que muchos internautas desconocen, pese a su sensación de control, qué información han compartido en Internet. “El mes pasado te gastaste 300 euros en ropa”. “¿Sabes el número de tu cuenta bancaria? Yo sí. Es el…”. El mentalista Dave adivina estos y otros datos de sus interlocutores, que se muestran atónitos. “Poca gente sabe eso”, responde una joven. A cada acierto, mayor es la sorpresa. El ritual adivinatorio, grabado con cámara oculta y que ahora se puede ver en YouTube, termina con la revelación del truco de Dave. Toda esa información estaba en los perfiles de las redes sociales de las víctimas. La moraleja: un desalmado podría haber limpiado la cuenta bancaria de cualquiera de ellos.

Las alertas sobre las prácticas de riesgo en Internet saltan cuando los afectados por las posibles consecuencias son menores.

“Los adolescentes y jóvenes no tienen consciencia de hasta qué punto revelan cosas sobre sí mismos ni de las consecuencias que eso puede tener”, subraya Ángel Gutiérrez, experto en privacidad. Y, según Martínez, nada impide que se registren en redes sociales aunque tengan menos de 14 años, edad mínima que exige la ley. “No existe un identificador válido para saber que un menor es menor. Es un problema que la industria se tiene que comprometer a resolver”, incide. Esta carencia de control de la edad de los usuarios supone problemas también en términos de publicidad, dice el presidente de la Apep. “Le pueden llegar anuncios a un niño que en el horario infantil estarían prohibidos en la televisión”, explica.

A falta de ese identificador virtual de menores, la educación se alza como la herramienta más potente para que los jóvenes (y los mayores) sepan qué información pueden compartir y dónde es más seguro hacerlo. En este sentido, proliferan las guías, cursos y programas para que los niños 3.0 y sus padres analógicos, tengas las pautas para un uso seguro de Internet. Así, los riesgos asociados a la Red y a las nuevas tecnologías están entre los temas —junto con la violencia de género o las bandas juveniles— que la Policía Nacional imparte en los colegios en el marco del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar.

La falta de prudencia no es, sin embargo, exclusiva de los más jóvenes. En España, un 22% de los internautas adultos confiesa haber difundido por error datos privados —información personal, fotos familiares y el número de teléfono móvil (en ese orden)— , según el estudio de Microsoft. Un porcentaje muy similar al de filtraciones no intencionadas que reconocen los chavales entre 8 y 17 años (24%).

Los expertos apuntan que los internautas controlarán cada vez más su actividad online. Pero la identidad y la reputación online no solo depende de lo que difundimos, sino también de lo que otros dicen de nosotros. Del mismo modo que contribuimos a crear la reputación de los demás con nuestras opiniones. En este sentido, el responsable de PantallasAmigas, Jorge Flores, reclama que los proveedores sean más transparentes y protejan la privacidad de sus usuarios. “No es admisible que Facebook siga admitiendo las etiquetas en las fotos”, se queja. “Puedes hacer daño a otros, incluso sin pretenderlo, mostrando imágenes en una situación comprometida para ellos y que deseaban mantener en privado. Muchas veces lo que se sepa de uno depende de las configuraciones de otros”, lamenta.

Flores y el sociólogo de Rivera coinciden en señalar que las redes sociales están diseñadas para que compartas cuanta más información, mejor. Las describen como una suerte de laberintos de me gusta, invita a tal o cuál amigo, comenta una publicación o di lo que estás pensando, retuitea, marca una opinión como favorita o comparte este u otro artículo de la prensa. ¿Has viajado? Pues no te olvides de geolocalizarte y subir una foto. “Cuanto más tiempo pases y más te relaciones, más dices de ti y más publicidad pueden mostrarte”, apunta el responsable de PantallasAmigas.

Las redes tienen también sus ventajas. Así lo cree Eva Sanagustín. La escritora ve en ellas “oportunidades para conocer gente, para encontrar trabajo, para relacionarse”. La experta en reputación online cree, sin embargo, que es necesario cuidar la imagen que se da en ellas. El perfil digital se ha convertido en la nueva tarjeta de presentación. Una primera impresión 2.0. ¿Quién no se ha buscado a sí mismo, a su jefe o hermano en Internet?

Cómo proteger su privacidad ‘online’
- Lea las políticas de uso y privacidad de los diferentes servicios antes de utilizarlos.

- Regístrese solo en aquellos sitios web en los que tenga confianza. Asegúrese de que el sitio web dispone de una política de privacidad donde conste la identidad y dirección del responsable y la finalidad con la que se recaban todos los datos.

- Reflexione antes de publicar datos personales en Internet; una vez lo haga es muy probable que queden fuera de su control.

- Configure las opciones de privacidad de su perfil de manera adecuada. Valore qué información desea revelar y controle quién puede acceder a ella.

-Respete a los demás. No publique datos de terceras personas sin su consentimiento.

- Controle su lista de contactos y, antes de agregar a alguien, asegúrese de su confianza.

- Utilice contraseñas robustas y seguras para que no le suplanten.

- Instale una herramienta antivirus.

- Evite publicar su ubicación física en todo momento.

- Borre periódicamente los archivos temporales y las cookies de su ordenador con objeto de evitar que se pueda realizar un rastreo de su navegación.

- Sea consciente de su reputación online. Valore la relevancia que puede tener ahora y en un futuro la información que publica, ya que le acompañará toda su vida.

Fuente: El País.

Enemigos de Internet: Siria, China, Irán...

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  • Reporteros Sin Fronteras publica su informe anual en el Día Mundial contra la Cibercensura

Javier Martín Madrid 12 MAR 2013 - 08:54 CET




Siria, China, Irán, Bahrein y Vietnam están entre una docena de países enemigos de Internet por sus políticas de espionaje online, según el informe anual de Reporteros Sin Fronteras que ha publicado hoy martes coincidiendo con el Día Mundial contra la Cibercensura.

El informe de este año, del que ha desaparecido Cuba como uno de los países que más espía a sus ciudadanos, también incluye a un grupo de países "bajo vigilancia" y, aunque hay una mayoría de países árabes y dictatoriales, también se encuentran en ese capítulo Australia y Francia por sus leyes de filtraje de contenidos y cierre de cuentas de particulares por motivos de copyright. En ese sentido, RSF señala: "Francia no debe sacrificar la libertad de expresión en Internet y la neutralidad de la Red por razones de seguridad o de protección del copyright".

En ese sentido, también critica el anuario leyes aprobadas recientemente por países democráticos, "leyes potencialmente liberticidas que permitirían la instalación de una vigilancia generalizada. Ejemplos de ellos son la FISAA y CISPA, en Estados Unidos, la British Communication Data Bill, en Reino Unido, la Wetgeving Bestrijding Cybercrime, en los Países Bajos, y tantos textos que sacrifican la libertad de expresión en Internet, alegando luchar contra los delitos informáticos".

El informe Enemigos de Internet señala a cinco empresas "mercenarias" que venden sus servicios a los gobiernos para ayudar técnicamente a la opresión de sus ciudadanos. Estas empresas son Gamma, Trovicor, Hacking Team, Amesys y Blue Coat, todas ellas radicadas en países occidentales.

Un total de 22 periodistas y 18 internautas fueron a la cárcel el pasado año en Siria por culpa del ciberespionaje que ejerce el Gobierno a través de sus organismos de telecomunicaciones que controlan a cinco millones de ciudadanos. Incluso bloquean datos encriptados y el intercambio de correos electrónicos con el extranjero.

En el caso de Irán, el Gobierno ha optado por crear su propio sistema local de Internet. Ha encarcelado a 20 internautas y matado a uno de ellos. Pero en términos de gente afectada, según el RSF el número uno es para China, ya que individuos y empresas tienen que pasar por el lazo del Gobierno o una compañía estatal para acceder a Internet, además de soportar un filtro a las webs extranjeras. Por motivos de Internet, el Gobierno encarceló el pasado año a más de un centenar de  ciudadanos, una treintena de ellos periodistas. El mismo control gubernamental existe en Bahrein (77% de penetración de Internet) y en Vietnam.

RSF pide que se deje de vender material informático a esos países, ya que actualmente la Unión Europea o Estados Unidos están ayudando, con sus suministros, a la censura y represión.
Fuente: El País.

Las 10 revoluciones tecnológicas de 2013

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  • El Foro Económico Mundial identifica los desarrollos más novedosos del año


Víctor Barreira Madrid 18 FEB 2013 - 21:49 CET

 



Reactores nucleares de cuarta generación, coches eléctricos que se mueven por Internet, sensores que inoculan insulina cuando el cuerpo lo pide, dióxido de carbono bueno, agua desalinizada con menos coste... son algunas de las tecnologías que se desarrollarán en 2013, según el Foro Económico Mundial.

El Consejo de la Agenda Global sobre Tecnologías Emergentes del Foro Económico Mundial ha identificado las 10 tecnologías que, en 2013, prometen dar pasos decisivos para lograr avances inconcebibles hace apenas una década en campos como la medicina, la producción energética, la industria manufacturera, la seguridad vial, la lucha contra el cambio climático...

Vehículos eléctricos 'online'

La tecnología wireless, sin cables, puede proporcionar electricidad para vehículos. En la próxima generación de coches eléctricos una serie de bucles instalados bajo el suelo del automóvil reciben la energía vía un campo electromagnético que emite desde los cables instalados bajo la carretera. La corriente también carga las baterías de abordo que propulsan al vehículo cuando este se encuentra fuera del campo. Como la electricidad es suministrada externamente, a través de los bucles, estos coches tan solo necesitan un quinto de la capacidad de almacenamiento de los coches eléctricos estándar, y pueden lograr una eficiencia de transmisión superior al 80%. Los vehículos eléctricos online están siendo sometidos a test en carretera en Seúl, Corea del Sur.

Impresión 3D y manufacturación a distancia

La impresión tridimensional permite la creación de estructuras sólidas partiendo de un archivo digital. Esta nueva tecnología potencialmente puede revolucionar la economía manufacturera si los objetos pueden ser impresos a distancia, en casa o en la oficina. El proceso consiste en la colocación que la impresora hace, capa a capa, del material que constituirá el futuro objeto independiente, desde la base a la cúspide del mismo. Los proyectos diseñados en el ordenador son cortados en secciones cruzadas para las plantillas de impresión, lo que permite que objetos creados virtualmente puedan ser usados para “copias reales” de plástico, metal, aleación...

Materiales autocurantes

Una de las características definitorias de un organismo vivo es su intrínseca habilidad para reparar un daño. Una creciente tendencia en biomimetismo es la creación de estructuras inertes que tienen la capacidad de repararse a sí mismas cuando han sufrido cortes, desgarros o han sido rajados. Estos materiales, capaces de reparar un daño sin la intervención del ser humano, podrían dar a los productos manufacturados una mayor esperanza de vida, reduciendo así la demanda de materias primas. Del mismo modo, el mejorar la seguridad inherente al material usado en la construcción o para formar el armazón de un avión puede revolucionar la seguridad.

Purificación del agua energéticamente eficiente

La escasez de agua es un problema ecológico creciente en muchas partes del mundo debido a la agricultura, las cada vez más grandes y numerosas ciudades y a otros usos humanos. Cuando las fuentes de agua natural están sobreexplotadas o agotadas, la desalinización ofrece una casi ilimitada cantidad de agua, pero a un gran coste energético. Tecnologías emergentes ofrecen la posibilidad de una mayor eficiencia energética en la desalinización o purificación de aguas residuales que pueden reducir el consumo de energía en un 50%.

Transformación y uso del dióxido de carbono

La captura y almacenamiento subterráneo de dióxido de carbono todavía tiene que ser probado como una alternativa comercialmente viable, incluso a escala de tan solo una gran central. Nuevas tecnologías que convierten CO2 indeseado en productos comercializables pueden corregir tanto los inconvenientes económicos como energéticos de las estrategias contra el cambio climático. Una de las líneas más prometedoras es el uso de una bacteria fotosintética, fruto de la ingeniería biológica, que transforma CO2 en combustibles líquidos o químicos. Se espera que sistemas individuales alcancen cientos de hectáreas en dos años. Siendo de 10 a 100 veces más productivo por unidad de terreno, estos sistemas solventan una de las principales limitaciones ambientales de los combustibles biológicos, desde la agricultura a la alimentación de ganado y podría proveer de combustibles bajos en carbono para automóviles, aviación y otros grandes consumidores de combustible líquido.

Nutrición mejorada a nivel molecular

Incluso en los países desarrollados millones de personas sufren malnutrición debido a deficiencias nutritivas en sus dietas. Ahora, nuevas técnicas genómicas pueden determinar, al nivel de la secuencia génica, el amplio número de proteínas consumidas que son importantes en la dieta humana. Las proteínas identificadas pueden tener ventajas sobre los suplementos proteicos estándar, como proveer un gran porcentaje de aminoácidos esenciales. También han mejorado la solubilidad, el sabor y la textura. La producción a gran escala de proteínas dietéticas para humanos, basada en la aplicación de biotecnología a la nutrición molecular, puede alumbrar beneficios para la salud como el desarrollo muscular, el control de la diabetes o la reducción de la obesidad.

Sensores a distancia

El cada vez más extendido uso de sensores que habilitan la respuesta pasiva a estímulos externos va a cambiar la forma en que respondemos a nuestro entorno, particularmente en el área de la salud. Algunos ejemplos son los sensores que monitorizan de un modo continuado funciones corporales como el ritmo cardiaco, los niveles de oxígeno y azúcar en sangre y que, si fuese necesario, provocan una respuesta médica como el suministro de insulina. Estos avances dependen de la comunicación wireless entre aparatos. Otras aplicaciones son los sensores entre vehículos, lo que también puede mejorar la seguridad en la carretera.

Administración de medicamentos a través de ingeniería a nanoescala
Fármacos que pueden ser aplicados a nivel molecular dentro o en torno a una célula enferma ofrecen oportunidades sin precedente para desarrollar tratamientos más efectivos en la lucha contra enfermedades como el cáncer, además pueden reducir los efectos indeseados de estos tratamientos. Localizar nanopartículas que se adhieran al tejido enfermo permite, a microescala, la liberación de potentes compuestos terapéuticos mientras se puede reducir su impacto sobre el tejido sano. Después de casi una década de investigación, estas nuevas aproximaciones están ofreciendo señales de utilidad clínica.

Electrónica orgánica y fotovoltaica

La electrónica orgánica, un tipo de electrónica impresa, es el uso de materiales orgánicos como polímeros para crear circuitos electrónicos y aparatos. En contraste con los tradicionales semiconductores de silicio, que son fabricados con caras técnicas fotolitográficas, la electrónica orgánica puede ser impresa a bajo coste. Poder producirlos a escala los convertiría en productos extremadamente más baratos que los aparatos electrónicos tradicionales. Tanto en términos de coste por aparato como en los costes del equipamiento necesario para producirlos. Mientras que la electrónica orgánica es poco probable que pueda competir ahora mismo con el silicio en velocidad y densidad, la tecnología tiene el potencial de proveer ventajas en costes y versatilidad. El coste de la impresión a escala de placas fotovoltaicas podría, por ejemplo, acelerar la transición hacia la energía renovable.

Reactores de cuarta generación y reciclado de residuos nucleares

Los actuales reactores nucleares usan solo el 1% del potencial energético disponible en el uranio, dejando el resto radiactivamente contaminado como basura nuclear. Mientras que el desafío tecnológico es manejable, el político que representan los residuos nucleares limita seriamente el llamamiento para una tecnología energética sin emisiones de CO2 y altamente expandible. El reciclado de combustible y el cultivo de uranio-238 para transformarlo en nuevo material fisible, conocido como Nuclear 2.0 extendería durante siglos los recursos del uranio ya extraído, lo que reduciría radicalmente tanto el volumen explotado como la toxicidad de los residuos, cuya radioactividad va a descender por debajo del uranio original en una escala de tiempo no de milenios sino de siglos. Esta nueva tecnología convierte los desafíos presentados por los residuos nucleares en un problema medioambiental menor en comparación con el producido por otras industrias. Las tecnologías de cuarta generación están siendo desarrolladas en varios países y son ofrecidas por compañías de ingeniería nuclear de referencia.

Fuente: El País.

Kim Dotcom: “Estados Unidos quiere colonizar Internet”

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  • El alemán defiende que España es "un gran mercado" para él
  • Es su primera entrevista con un medio español
  • Está acusado por EE UU de piratería informática y de crear una organización criminal

 
 Kim Dotcom pasea por el jardín de su mansión en Nueva Zelanda. / NIGEL MARPLE (REUTERS)


“Kim va a llamarle ahora”. Tras cuatro meses persiguiendo al informático más conocido del planeta —en libertad condicional en Nueva Zelanda— un escueto correo electrónico certifica que la caza ha terminado. Y, en efecto, a los dos minutos suena el teléfono. “Perdón por tanto retraso. Ahora tengo tiempo”, suelta Kim Dotcom (Kiel, 1974), en un inglés marcado por un fuerte acento alemán. Una hora, en concreto, en la primera entrevista con un medio español del hombre que generó daños por 386 millones a la industria cultural, según el FBI.

Pregunta. Estados Unidos asegura que es un criminal. ¿Usted cómo se definiría?
Respuesta. Ciertamente no un criminal. Si lo soy, YouTube y Google también lo son, y cualquier página web que ofrezca la posibilidad de almacenar contenidos y compartirlos. Yo proporciono un espacio conectado a Internet, cuyos términos de servicio aclaran que no se puede violar el copyright. Lo que haces con ello es asunto tuyo. Nunca he subido un archivo que infringiera la ley a Megaupload. Quieren culparme por lo que hacen nuestros usuarios: el Gobierno de EE UU está llevando a cabo contra nosotros un caso inédito. Detrás de todo esto está el exsenador Chris Dodd, que es presidente de la MPAA [Asociación de los grandes estudios de Hollywood] y mejor amigo del vicepresidente de EE UU, Joe Biden. Era un contexto electoral, Obama quería ganar un nuevo mandato, y Hollywood presionó a la Casa Blanca.

P. Suele defender que no solo pelea por sus derechos sino por los de todos. ¿Qué quiere decir?
R. Peleo por mis derechos porque he sufrido un abuso. Pero si gano es una victoria para cualquiera que use la Red. Si se salen con la suya eso va a desalentar las páginas web a permitir que los usuarios compartan contenidos y sería muy negativo para Internet y la sociedad.

P. ¿Qué recuerda de la noche en la que la policía irrumpió en su casa para detenerle?
R. La irrupción fue la experiencia más traumática para mi familia. Mi mujer sigue teniendo pesadillas. 72 hombres llegaron con metralletas, perros y helicópteros a una casa residencial. No para matar a Bin Laden o detener a un narcotraficante mexicano sino para tumbar una página web de un tipo acusado de violar el copyright.

P. ¿Por qué ha vuelto con Mega?
R. EE UU tumbó una empresa, destruyó 220 empleos, embargó nuestros activos y mientras mantiene congelado nuestro dinero está prolongando el caso hasta que no tengamos recursos para pagar a los abogados. Ya que es injusto, y probablemente dure años, quisimos empezar algo nuevo y distinto.

P. No parece tan distinto. La diferencia principal respecto a Megaupload es una contraseña.
R. Hay varias mejoras. La primera es la contraseña, que solo controlan los usuarios. Hemos mejorado la conexión. Y legalmente mucho ha cambiado, tras las alegaciones insensatas que hizo EE UU. Nuestros abogados han estado implicados en toda la creación. Ni una línea de los códigos de Megaupload está en Mega. Naturalmente el principio de subir algo que puedes compartir es el mismo.

P. Si ha hecho cambios legales, le está dando la razón a Estados Unidos.
R. En absoluto. Cuando ganemos vamos a ajustar nuestro modelo de acuerdo con ello. Y vamos a ganar. Hay un tratado de extradición entre Nueva Zelanda y EE UU que no incluye infracciones del copyright. Si solo nos hubiesen acusado de ello, no habría ni juicio. Por eso añadieron lo de la organización criminal. Creamos una web para almacenar archivos en la nube y compartirlos con familiares o amigos. Nunca hubo intención de que fuera piratería a escondidas.

P. ¿Megaupload era un negocio?
R. Claro que era un negocio.

P. ¿Se enriqueció gracias a Megaupload?
R. Obviamente. Fue un producto muy popular y la gente pasaba mucho tiempo en nuestra página. Más de la mitad de los documentos subidos a Megaupload aún no han sido descargados ni una vez. Hay algo llamado doctrina Sony. Hollywood denunció a Sony por los reproductores de VHS y tenían los mismos argumentos que contra nosotros: que estaba favoreciendo piratería y que promovía las infracciones. Sony ganó en el Supremo y se asentó la doctrina Sony: mientras tengas una cantidad significativa de usos de tu tecnología que no infringen la ley nadie tiene derecho a tumbarla solo porque alguien está haciendo un uso equivocado. La gente nos pagaba por todos los usos legítimos que se podían hacer de Megaupload.

P. Según el FBI ganó 135 millones de euros gracias a Megaupload. ¿Robó dinero que pertenecía a los creadores de contenidos?
R. Absolutamente no. Google gana 40.000 millones de dólares al año. Y un amplio porcentaje de sus búsquedas tiene que ver con contenidos piratas. Todo proveedor de servicios que conecta a la gente a Internet cobra por ello. Da igual si el usuario baja una película pirata o no: se benefician. La mitad del tráfico mundial de Internet está probablemente relacionado con alguna violación. Y hay una economía masiva detrás de ello: creadores de routers y módems, servidores de alojamiento, fabricantes de discos duros.

P. ¿Se benefició de la piratería?
R. Nunca intentamos ofrecer un servicio que favoreciera la piratería. Habríamos funcionado muy bien sin ella. No lo veo en absoluto como un beneficio. Míreme ahora: ya da igual si gano, el daño está hecho. Este caso es una broma, es un asunto político, de un puñado de personas en la Casa Blanca. Van a pagar por ello, necesitan una lección. No importa lo poderoso que seas, no tienes derecho a violar tu propia ley.
De todos modos, la pregunta correcta es: ¿habría yo tenido éxito si Hollywood ofreciera sus contenidos en tiempo real y por un precio justo y los hiciera accesibles a todo el mundo que usa Megaupload y páginas similares? Estaría feliz de trabajar con los creadores y ofrecer la mejor experiencia posible a nuestros clientes pero desafortunadamente aún no han alcanzado la era de Internet.

P. ¿De verdad nunca sospechó que algo de su página web fuera ilegal?
R. En absoluto. Vas ahora mismo a cualquier otra web que ofrezca almacenamiento online y encontrarás contenidos que infringen la ley. A lo largo de los años tuvimos millones de documentos que tumbamos que violaban el copyright. Claramente éramos conscientes de que había piratería en nuestra web: lo podíamos ver por las notificaciones de contenidos tumbados. Pero la piratería no es un fenómeno de Megaupload, sino de Internet. No hay un sistema de precios y distribución de contenidos culturales justo, a nivel global y en tiempo real. Si una película o una canción es lanzada en algún lugar en el mundo, cualquiera debería poder tener acceso a ello al mismo tiempo. Si no, estás alentando la piratería.

P. ¿Por qué defiende que la oferta legal cultural en la Red aún no es tan relevante?
R. La manera en la que Hollywood gana dinero para sus filmes es que acuden a los socios de licencias y les dicen: “Estamos haciendo una nueva película. ¿Quieres asegurarte los derechos?”. Juntan el dinero antes de que se haya gastado un solo euro en la película. Y entonces la lanzan sin el menor riesgo financiero. Si empiezas a hacer los filmes accesibles desde todos los soportes en tiempo real este modelo muere. Por eso luchan. Y por eso tenemos piratería, por cómo tratan al consumidor. Es ridículo en la era de Internet poner tráilers de películas que se estrenan en EE UU y esperarse que los usuarios del resto del mundo no las busquen. En el momento en el que están disponibles online la gente que está obligada a esperar no lo va a aceptar. Encontrarán la manera de hallar ese contenido.

P. Dice que proporcionaba una caja al usuario y le avisaba de que no rompiera la ley. ¿No es lavarse las manos?
R. Cuando compras un coche y vas demasiado rápido, lo cual está en contra de la ley, no se culpa al fabricante del vehículo. Si vas a las oficinas de correo y pones 10 porros en un sobre que envías a un amigo no suspenden el Correo porque estás haciendo algo ilegal. Cualquier proveedor de servicios en Internet se enfrenta al mismo asunto: sabe que se está haciendo piratería gracias a su conexión, puede verlo y hasta medirlo. Y sigue cobrando a sus clientes cada mes por conectarlos y jamás será responsable por las acciones de los usuarios.

P. Tuvieron que retirar muchos contenidos de Megaupload. Entonces, ¿no se planteó hacer algo al respecto?
R. Mis abogados me explicaron que la ley requiere que los propietarios de los contenidos sean los que tienen que perseguir las violaciones y tumbarlas. No es mi trabajo controlar activamente Internet y lo que están haciendo nuestros usuarios. En EE UU el electronic comunication privacy act prohíbe a los proveedores de servicio mirar dentro de las cuentas de sus usuarios a menos que no haya alguna acción legal en marcha.

P. Es decir, que sabía que en su página web había actividad ilegal y no hizo nada para pararla.
R. Insisto: no es mi trabajo. No entramos en las cuentas de nuestros usuarios para saber qué han subido. No es nuestro derecho ni nuestra obligación. Cuando alguien nos envía una notificación para retirar un contenido lo hacemos. Encima, hemos ofrecido a las majors acceso directo a nuestros servidores para retirar los contenidos ilegales. De todos modos, seamos honestos: si eres Sony y quieres encontrar infracciones en Internet lo que tienes que hacer es gastarte 2 millones al año, un porcentaje minúsculo de tus costes, en un centro de retirada de contenidos en un país con mano de obra más barata como India o Filipinas. Contratas a 2.000 personas que no hacen más que buscar tus contenidos en Internet y tumbar las violaciones. Si lo hubiesen hecho no existiría tanta piratería.

P. Desde el nacimiento de Mega, España ha sido líder en tráfico prácticamente todas las semanas. ¿Qué representa España para usted?
R. España es un gran mercado para nosotros y siempre lo ha sido. Megaupload también era muy popular y mucha gente en España ha sido afectada por su cierre. Por eso han seguido la historia, y cuando ha aparecido Mega han vuelto con nosotros. Los españoles siempre han sido fans de nuestro servicio. Por cierto, quiero que se sepa que he contratado a un nuevo equipo de abogados que llevará un caso contra el Gobierno de EE UU ante la ONU. Para ello, la denuncia tiene que proceder de un país, de un Estado. Así que estamos buscando cualquier gobierno cuyos ciudadanos hayan sido afectados por el cierre de Megaupload. Estoy hablando con Brasil, Alemania y Finlandia. Y también miramos a España como uno de los posibles socios para este caso. Internet no pertenece a EE UU. Solo el 10% de los usuarios de Megaupload venía de ese país. Y el gobierno solo tenía jurisdicción sobre ellos. El 90% del daño que se ha hecho aquí no tiene nada que ver con los usuarios de EE UU.

P. ¿Qué ha pasado con los millones de contenidos legales almacenados en Megaupload?
R. Millones de usuarios han perdido su acceso a sus documentos legítimos. La fundación Electronic Frontier ha denunciado al Gobierno de EE UU en nombre de un usuario que ha sido privado de su propiedad por el cierre de Megaupload. Lamentablemente, el caso avanza despacio. Ha pasado un año pero la corte de EE UU no vio ninguna urgencia en devolver los archivos a sus usuarios. Los servidores están en un almacén y esperamos que la corte dé la orden de reconectarlos para dar a nuestros usuarios acceso a sus propiedades. El Gobierno de EE UU ha cometido la mayor masacre de datos de la historia digital.

P. Hace unos días decía en Twitter que Mega es el primer paso de su plan. ¿Cuáles son los otros?
R. Primero, mi objetivo es encriptar un porcentaje significativo del tráfico en Internet. Quiero que haya cada vez más gente que use claves en sus correos electrónicos, en las llamadas, en las transferencias de documentos. Porque lo que he aprendido es cuánto espionaje hay. Esta conversación esta siendo grabada ahora mismo por el Gobierno de EE UU. Hay mucha vigilancia en Internet que va en contra de los derechos humanos. Quiero crear una solución con la tecnología que te permita protegerte. El almacenamiento es el comienzo. Vamos a ampliarnos a un servicio de correos electrónicos y llamadas online que te permita una comunicación segura.

P. ¿Qué opina del copyright? ¿Considera justo que los autores reciban dinero por sus productos?
R. Totalmente. Creo que el copyright tiene derecho a existir. La gente que gasta dinero, tiempo y talento para crear una película o una canción debería ser pagada. Pero el copyright no debería afectar a otros derechos, como el de las personas a compartir documentos o el derecho básico a no ser tachado de criminal porque bajas algo que no hay manera de encontrar en ningún otro sitio. Hay muchos contenidos que no están disponibles para gente que podría y querría pagar por ello pero cuya única alternativa es la descarga ilegal.

P. ¿Cómo se conjuga este derecho a compartir contenidos online con la defensa del copyright?
R. Hace falta un equilibrio. Hasta que no haya una solución por parte de la industria no se puede criminalizar a la gente. Habrá una manera para ambas partes, proveedores de información y tecnología y proveedores de contenidos, de tener una situación en la que ganen todos. Yo lanzaré Megabox en un par de meses, que permitirá a los artistas vender directamente a sus aficionados. Pueden cortar el intermediario y ganar más ingresos que cuando las discográficas venden por ellos. Discográficas que, por cierto, tienen gastos masivos, miles de empleados, muchos de ellos abogados, que no benefician a los artistas. Con Megabox los creadores reales van a ingresar mucho más. En 10 años todas estas organizaciones de intermediarios desaparecerán. Los creadores de contenidos, los estudios cinematográficos, los cineastas independientes, los artistas musicales venderán directamente a sus clientes, lanzarán su producto al mismo tiempo en todo el mundo para todos los soportes y el precio bajará probablemente significativamente. ¿Por qué pagarías lo mismo por una película buena y otra producida con un 10% del presupuesto y con valoraciones pésimas? Los estudios te obligan a pagar por un hotel de 5 estrellas para estar en una tienda de campaña.

P. ¿Qué opina de EE UU?
R. Este caso fue una iluminación para mí. Siempre estuve a favor de EE UU, me creía el sueño americano y siempre he pensado que soy más estadounidense que alemán o finlandés, donde me crié, por cómo me porto, por mi estilo de vida. Me sorprendió cómo el gobierno de EE UU ha cambiado en la última década. Desde el 11-S se están pasando en invadir los derechos de la gente y ser los policías del planeta.  EE UU se ha convertido en el tipo de gobierno al que deberías tener miedo. No supieron prever el futuro: han impreso dinero como locos, endeudándose más que cualquier otro país y estaba claro que eso iba a colapsar. Y se están volviendo mas agresivos para proteger lo que aún tienen. Han identificado Internet como uno de los más importantes ejes del futuro y quieren colonizarlo. Todo el mundo debería estar preocupado con esto.

P. ¿Que espera del juicio sobre su extradición a EE UU?
R. Todo este caso es un fraude. Nunca seremos extraditados, se lo garantizo. Nos acusan de ser una organización criminal, pero si tuvieran algún caso concreto en el que nos portamos como tal, deberían mostrar las pruebas. Sin embargo no existen, están construidas. Todo este caso no era el objetivo principal: era tumbar Megaupload y destruirlo. Y ya lo consiguieron.

Un cambio 'clave'

En el último año y medio, Kim Dotcom ha estado bastante ocupado: el 19 de enero de 2012 decenas de policías armados irrumpieron en su casa en Nueva Zelanda–en una operación que a posteriori la justicia del país tachó de “ilegal”- y le detuvieron, acusado entre otros delitos de piratería informática y de haber creado una organización criminal. Su página web de descarga y almacenamiento de contenidos, Megaupload, le había permitido ganar 135 millones de euros al ofrecer de forma ilícita y gratuita cientos de películas, series y canciones online, según el FBI, que la cerró ese mismo día.

Desde entonces, Dotcom, en libertad condicional en su millonaria mansión neozelandesa, ha estado defendiéndose de las acusaciones y preparando el juicio por su extradición a EE UU que se celebrará en agosto. Justo un año después de su arresto, lanzó su nueva página web, Mega.

Respecto a Megaupload, la principal novedad consiste en una contraseña. En la anterior página web, los usuarios podían subir un contenido (ya fuera una foto, un filme, o un texto), lo que generaba un enlace. A través de él, todo internauta podía acceder gratuitamente al archivo. 

Mega proporciona un enlace y una contraseña, ambos imprescindibles para llegar hasta el documento. Ya que solo el usuario conoce la clave, Dotcom defiende que no sabe en ningún momento qué contenidos está subiendo cada persona y no es responsable por ello.

Fuente: El País.

Las televisiones pueden prohibir difundir sus emisiones en Internet, según la UE

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  • El autor tendría derecho de autorizar o prohibir la comunicación de sus obras
  • Varias emisoras de televisión británicas denunciaron a TVC en el Reino Unido

Efe | Bruselas

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha afirmado que las emisoras de televisión pueden prohibir la retransmisión de sus programas por otra sociedad a través de Internet. En una sentencia emitida este jueves, el tribunal con sede en Luxemburgo consideró que tal retransmisión constituye, "en ciertas condiciones, una comunicación al público de las obras que debe ser autorizada por su autor".

Los jueces europeos recordaron que la Directiva de 2001 sobre la armonización de determinados aspectos de los derechos de autor en la sociedad de la información pretende garantizar una compensación a los autores por el uso de sus obras, de forma que tengan el "derecho exclusivo" de autorizar o prohibir toda "comunicación" de las mismas "al público".

En esta ocasión, el tribunal analizó el caso de la empresa de difusión de emisiones de televisión en internet TVCatchup (TVC), que ofrece a sus usuarios en el Reino Unido la posibilidad de recibir en directo, a través de Internet, emisiones televisivas en abierto.

TVC comprueba -a través del número IP del ordenador del usuario, que indica dónde está ubicado- que sus abonados sólo obtengan el acceso a un contenido si ya disponen legalmente del derecho a verlo en su domicilio gracias a su licencia de televisión.

Varias emisoras de televisión comercial británicas denunciaron a TVC en el Reino Unido por difundir sus emisiones a través de la red, al considerar que infringía los derechos de autor sobre sus programas y películas. La Corte europea respondió con esta sentencia a una pregunta prejudicial del tribunal británico que tramita el caso, sobre si tal actividad es conforme a la Directiva comunitaria.

En primer lugar, el tribunal determinó que, cuando una obra concreta es objeto de múltiples utilizaciones, cada transmisión o retransmisión "debe ser autorizada en principio de manera individualizada por su autor".

Especificó que la retransmisión por Internet de una emisión de televisión terrestre "no puede estar exceptuada de la autorización de los autores de las obras retransmitidas cuando éstas se comunican al público".

En segundo lugar, el tribunal comprobó si las obras protegidas se han comunicado efectivamente a un "público". En ese contexto, confirmó que la retransmisión de las obras por Internet se dirige a un número indeterminado de espectadores residentes en Reino Unido, que disponen de una conexión a la red y de una licencia de televisión en ese Estado miembro.

Fuente: El Mundo.

Bruselas vuelve a multar a Microsoft, esta vez con 561 millones de euros

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Foto: Afp
  • La compañía asume 'toda la responsabilidad'

Javier G. Gallego | Pablo Romero | Bruselas | Madrid

La Comisión Europea ha impuesto una multa a Microsoft de 561 millones de euros por incumplir su compromiso de ofrecer a los usuarios de Windows la posibilidad de elegir navegador de Internet. Se trata de la primera vez que Bruselas multa un incumplimiento de un compromiso anterior para corregir una situación de abuso de posición dominante, que además conllevó otra multa.

Este compromiso fue legalmente adoptado en 2009, pero durante más de un año el gigante tecnológico lo incumplió, lo que provocó que 15 millones de usuarios no tuvieran la opción de elegir otro navegador que no fuera el de la propia compañía, Internet Explorer.

Microsoft reconoció el pasado año que se había producido un error en la cadena de fabricación del paquete Windows 7, que fue vendido desde mayo de 2011 hasta julio de 2012 sin ofrecer esta posibilidad a los usuarios.

El compromiso adoptado legalmente con el Ejecutivo comunitario obligaba a la multinacional a mostrar una ventana de instalación con diferentes navegadores de Internet durante en los paquetes de Windows vendidos durante cinco años, hasta 2014.

'Efecto disuasorio'

La multa ha sido explicada en una comparecencia por el comisario de Competencia, Joaquín Almunia, quien ha destacado el "efecto disuarorio" de esta medida para posibles comportamientos similares.

"Estamos castigando la infracción de una obligación legal", comentó el comisario, quien reconoció que debería haber sido "más preciso a la hora de definir la responsabilidad de la supervisión a la compañía", dado que ésta estuvo incumpliendo su compromiso 14 meses. Esta última investigación se activó tan pronto como recibieron una denuncia de incumplimiento, afirmó Almunia.

No obstante, el comisiario ha evitado contestar a una pregunta directa sobre si este tipo de acciones se iban a extender a otras compañías que incurren en prácticas similares, como Apple con su navegador Safari.

Por su parte, la propia vicepresidencia de la Comisión Europea y responsable de la Agenda Digital Europea, Neelie Kroes, quien ha recordado: "No han dado a los usuarios la elección de navegador que acordaron conmigo en 2009".

Microsoft ha reconocido "toda la responsabilidad" y promete hacer todo lo posible para "evitar este error, u otro similar, en el futuro".

2.239 millones acumulados

Esta es la primera vez que la Comisión Europea impone una multa a una compañía por no cumplir sus compromisos asumidos para corregir una situación de posición dominante.

Para calcular la sanción, que podía haber sido de hasta un 10% de la facturación mundial de la compañía (más de 4.000 millones de euros), se han tenido en cuenta la gravedad y la duración del incumplimiento.

Según la Comisión, como atenuante de esta sanción ha contado la cooperación de la compañía, que reconoció el año pasado el error cometido y permitió una auditoría externa para localizar el fallo.

Esta es la cuarta multa que la Comisión Europea impone a Microsoft, que hasta ahora sumaba sanciones por valor de 1.678 millones de euros por su tradicional secretismo en cuanto a sus productos, de 'software', cerrados y privativos, con multas en 2004, en 2006 y en 2008. Con esta nueva sanción, la compañía habrá tenido que pagar a las arcas comunitarias 2.239 millones de euros.

Las sanciones que impone la dirección general de Competencia de la Comisión Europea son una parte de los recursos propios del presupuesto comunitario.
 
Fuente: El Mundo.

El azote del ‘todo gratis’ en Internet

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‘Parásitos’, ensayo de Robert Levine, denuncia las maniobras de las empresas tecnológicas para socavar en su propio beneficio los derechos de autor en la Red

Iker Seisdedos Madrid 28 FEB 2013 - 21:18 CET


Las compañías que alojan o enlazan contenidos sujetos a derechos de autor son cómplices, según Robert Levine, del colapso de la industria cultural. / VICENS GIMÉNEZ

Robert Levine escribió Parásitos (Ariel) para rebatir el discurso de ejecutivos de compañías tecnológicas, influyentes blogueros y académicos, “el poderoso anarquismo de Silicon Valley” y demás defensores de la “cultura libre”. A sus teorías opuso un polémico y contundente ensayo periodístico, cuya conclusión es clara: si la industria agoniza no es a causa de la codicia trasnochada de Hollywood, de los medios de comunicación y de las multinacionales de música, incapaces de dar a una nueva generación de consumidores lo que quieren… gratis, sino porque esa agonía conviene a los oportunistas digitales. Los mismos que protagonizan el subtítulo: “Cómo los oportunistas digitales están destruyendo el negocio de la cultura”.

En su argumentario, Levine, que negó ayer durante una entrevista en Madrid que sea un “reaccionario que no entiende la Red” y recordó que durante años “incluso” trabajó en la muy tecnológica revista Wired, “Internet ha fortalecido a un nuevo grupo de intermediarios como YouTube, que se benefician de la distribución sin necesidad de invertir en los artistas”. “Parasitar se ha convertido en un camino a la riqueza”. Y el nuevo escenario acabará con la creación. Sobre todo, con la clase de actos creativos costosos y que legítimamente persiguen una recompensa económica.



Pero no solo con esos: “Dos cosas me impulsaron a emprender un trabajo de año y medio: por un lado, me di cuenta de que muchos creadores independientes, como fotógrafos y periodistas, estaban sufriendo por la gratuidad en la Red. Por el otro, me escamaron las justificaciones simplistas que se daban a lo que llegó después de Napster. La gente asumía que el error de la industria musical fue no permitir el acceso de sus contenidos en formato digital. Pero también que el gran fracaso de los periódicos fue que ofrecieron sus contenidos gratuitamente. Ambos están en los mismos problemas. Algo no cuadraba”.

El portal de vídeos, que celebra el contenido generado por el usuario en su “engañoso eslogan” (“retransmítete a ti mismo”), cuando desde el principio sus fundadores “sabían que las tres cuartas partes de su oferta estaba sujeta a derechos de autor”, es uno de los “parásitos” favoritos de Levine. Aunque el título español del ensayo no sea exactamente suyo; en inglés, la obra se llamó The free ride, que, según su autor, sirve para denominar “el lucro que uno obtiene por el trabajo de otro sin pagar nada a cambio”.

YouTube no es el único gigante cuestionado en Parásitos: Levine también disecciona las historias de éxito de su propietaria Google (y sus servicios de anuncios; el motor de búsqueda funciona “mejor cuando el contenido es gratuito y sin restricciones”), agregadores como The Huffington Post, y gigantes como Amazon o Apple.

Para Levine, “uno de los puntos de inflexión” llegó a finales de los noventa en EE UU con la Digital Millennium Copyright Act (ley de derechos de autor en el mundo digital) y su concepto del fair use (uso justo), según el cual “las compañías de Internet no son responsables del contenido pirata que albergan”. “Entonces cayeron en que la protección de los derechos de autor sería un obstáculo a su crecimiento. Y se dedicaron a crear un estado de opinión interesado al presentar el problema de la cultura en Internet como una pelea entre los medios tradicionales y los consumidores, cuando es una lucha entre las empresas tecnológicas y las de medios”.

Lo lograron, asegura Levine, “como se obtienen estas cosas en EE UU”: “ejerciendo presión como parte de un lobby organizado”, “labor que consiste, como dijo alguien en cierta ocasión, en hacer que tus propios intereses pasen por intereses generales”.

El libro se detiene en el caso de Lawrence Lessig, de la universidad de Stanford y en otro tiempo teórico del Creative Commons. “Su departamento, básicamente dedicado a defender los intereses de las empresas tecnológicas, recibió dos millones de dólares de Google dos semanas después de firmar el acuerdo para comprar YouTube. No creo que sea un corrupto, es más, creo que es un académico con brillantes ideas. Solo quiero aclarar que no solo presiona el lobby de la industria cultural”, explica Levine. El libro aporta más ejemplos de “activistas anticopyright financiados por la industria”.

Ciertamente, Parásitos resulta un muy documentado trabajo. Pese a lo cual, su autor no puede evitar en ocasiones el recurso a un cierto tono apocalíptico y, como suele suceder en ambos bandos de la batalla por los derechos de autor, mezcla datos reveladores con teorías cercanas a la conspiración y algún grueso análisis (“en Internet, las mascotas monas son las nuevas tías buenas”).

Levine negó ayer haber recibido por su trabajo más dinero que el estipulado por el contrato editorial. En el texto trata el asunto con escrúpulo; cuando llega el momento de hablar de la industria del libro y menciona Random House, apostilla: “es propietario de Double Day, el sello que me publica”. Para su edición en español ha contado con un apoyo de Ibercrea, que agrupa a cuatro entidades españolas de gestión de derechos de autor (AGEDI, AIE, CEDRO y SGAE). La organización, según afirmó ayer su editor Oriol Alcorta, ha pagado la traducción (labor de Ferran Caballero y Vicente Campos). Además, Levine recibió ayer el premio Ibercrea por el libro, que fue celebrado por The New York Times como “una obra que debería cambiar el debate sobre el futuro de la cultura”.

“Es mucho decir; aunque sí creo que se ha ganado en concienciación social sobre la protección de derechos de autor”, repuso ayer el periodista neoyorquino afincado en Berlín, antes de negar que tenga planes de actualizar su relato, abandonado a principios de 2011, cuando el futuro online se presentaba “como una elección entre el comercio o el caos”. Es decir, antes del cierre de Megaupload y de la detención de su fundador, Kim Dotcom, asuntos sobre los que Levine muestra la misma actitud convencida, aunque exenta de fanatismo, del libro: “Desde el punto de vista del copyright, creo que cometió muchos delitos. Si la pregunta es si estoy conforme con que fuese detenido en Nueva Zelanda y con la idea de que la de EE UU se erija en la policía de Internet, la respuesta es no”.

Fuente: El País.