El nuevo canon digital ya somos todos

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  • El real decreto contempla que la compensación se cargue a los Presupuestos Generales
  • La previsión de pago a las entidades será de cinco millones en 2012, frente a los 115 de 2011

Iker Seisdedos / Ana Marcos Madrid 7 DIC 2012 - 13:06 CET

Si se permite el recurso al viejo lema sucesorio, la cosa quedaría así: “El canon digital ha muerto, viva la compensación equitativa por copia privada”. Y si tomamos prestado cierto eslogan de concienciación tributaria, de este otro modo: “El nuevo canon somos todos”. El Consejo de Ministros celebrado ayer sirvió para certificar la defunción del antiguo sistema de remuneración por las copias particulares a las entidades de gestión de derechos de autor (es decir, a creadores, productores, actores...) También, para instaurar un nuevo régimen, según el cual, lo que se deja de cobrar por esas copias privadas se remunerará “a ejercicio vencido” mediante una partida fijada en los Presupuestos Generales del Estado.

En otras palabras, ya no soportan las cargas los que compren dispositivos electrónicos que permitan duplicar contenidos sujetos a la propiedad intelectual, sino que pagaremos todos por igual. ¿Cuánto? Mucho menos que con el viejo y polémico canon digital (las entidades recibieron 115 millones en 2011). En lo que respecta a 2012 se ha calculado que el daño hecho asciende a cinco millones de euros, cantidad ya contemplada en el anteproyecto de la ley presupuestaria presentada el pasado septiembre y que se mantendrá igual en 2013. Dividan entre 46 millones de habitantes si quieren saber a cuánto salen: casi 11 céntimos.Con este anuncio se culmina el proceso iniciado con la decisión, “una de las primeras del Gobierno del PP”, según se recordó ayer, de suprimir el canon, hecho por la misma Soraya Sáenz de Santamaría y en otro día semifestivo, el 30 de diciembre de 2011. “El Real Decreto”, explicó la vicepresidenta, “establece unos principios técnicos que determinan quiénes son los beneficiarios, con cuánto se les compensará y cómo, qué porcentajes se destinarán a los soportes audiovisuales, libros y discos”.

Aún queda por saber de qué modo se repartirán esos cinco millones entre las ocho entidades de gestión, extremo que preocupa mucho a estas y que se fijará por orden ministerial, aunque en el texto aprobado ayer ya se establecen porcentajes de un modo general (ver la ficha), se prevé que se puedan conceder anticipos y se obliga a destinar un 40% del dinero a “la promoción de actividades de carácter asistencial y a la realización de actividades de formación y promoción de autores y artistas intérpretes y ejecutantes” .

Lo que sí se conoce son los métodos empleados para calcular esa cantidad: se ha atendido a “criterios objetivos” (“número de copias realizadas, impacto sobre la venta de ejemplares de las obras, precio medio y vigencia de los derechos de propiedad intelectual, daño mínimo, aplicación de medidas tecnológicas o el diferente impacto de la vigencia del límite según el carácter digital o analógico de las reproducciones”), así como a estadísticas oficiales: la Encuesta Industrial de la Producción, la Encuesta de Presupuestos Familiares o el dato de consumo cultural en los hogares. También se ha consultado, afirman desde la Secretaría de Estado de Cultura, con las entidades. Con estas herramientas se hace un cálculo del perjuicio que aspira a ser “exacto”.

Se haya o no alcanzado la espinosa exactitud, no sorprendió comprobar después del anuncio de Sáenz de Santamaría y tras una ronda de llamadas, que las entidades de gestión no están precisamente de acuerdo con el nuevo régimen. No es ya que suscribieran un comunicado conjunto en contra hace un par de semanas con motivo de la celebración del 25 aniversario de la promulgación de la Ley de Propiedad Intelectual. Es también que CEDRO (algo así como la SGAE del libro) ha denunciado ante la Unión Europea a España “porque la compensación equitativa por copia privada prevista en el sistema no es suficiente, ni adecuada para los titulares de derecho”. La denuncia ha sido secundada posteriormente por todas las entidades.

Quizá no sorprenda, si se tiene en cuenta que en el año transcurrido desde la aniquilación del sistema anterior y la instauración de este, el ministro José Ignacio Wert llegó a prometerles en reuniones a título privado, y según algunas fuentes, que la cuantía ascendería a 40 millones de euros, es decir, ocho veces más de lo finalmente asignado. Tampoco, si se dan por buenos los estudios de parte (en este caso, EGEDA) que aseguran que los fabricantes de los dispositivos afectados por el viejo canon no han bajado los precios desde su supresión.

Nadie niega, con todo, que el canon digital era un asunto tremendamente impopular, además de ilegal: quedó tocado de muerte por las dos sentencias del caso Padawan (llamado así por la tienda de informática barcelonesa que recurrió con éxito el sistema anterior) que lo tumbaron en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y en la Audiencia Nacional. No hay que perder de vista, además, que trata asuntos de un mundo analógico (¡CD vírgenes!, ¡fotocopiadoras!) que cada vez suenan más a cosa del pasado.

Muchos de estos intercambios se dirimen ya en eso que se conoce como la nube y denomina un espacio inconcreto de almacenamiento de archivos, también los sujetos a derechos de autor (hablamos de microuniversos como Spotify, iTunes o Filmin). Esas realidades paralelas quedan fuera de este sistema de compensación por copia privada. Su regulación se verá revisada con la reforma parcial de la Ley de Propiedad Intelectual, en la que trabaja el equipo de María Teresa Lizaranzu, directora general de Política e Industrias Culturales y del Libro. Al final de ese túnel aguarda el establecimiento de unas nuevas reglas de juego que pasan por el respeto de las licencias digitales y la transparencia en el reparto por parte de las entidades.

¿Cómo lograrlo? Para ello se invoca como un talismán el sistema comenzado a ensayar esta semana en la primera reunión para tratar la reforma de la financiación del Cine, en la que el secretario de Estado, José María Lassalle sentó a todos los interesados. En una esquina, productores, exhibidores, distribuidores y cadenas de televisión. En la otra, los ministerios de Hacienda, Industria, Economía, Vicepresidencia y Presidencia del Gobierno. Eso no garantiza la dirección en la que volarán los golpes en el cuadrilátero. Pero al menos, es un comienzo.
 
Fuente: El País.

La industria del 'software' busca controlar el uso de programas 'piratas' en empresas

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 J. U.

La venta de programas copiados ilícitamente es sólo 'la punta del iceberg'

Pablo Romero | Madrid


La lucha contra la 'piratería' informática va más allá del control sobre la venta de programas copiados sin autorización. El uso de programas propietarios sin el pago de la correspondiente licencia se extiende a empresas que usan dichos programas para producir sus bienes o servicios. ¿Qué consecuencias tiene esta práctica? ¿Merece la pena el riesgo que se asume?

El portavoz de la Business Software Alliance (BSA) y director de marca de SAGE, Juan Luis Ramos, comenta al Navegante que "la venta de 'software pirata' es sólo la punta del iceberg". "Hay muchas compañías de ingeniería, de consultoría, industriales... firmas que hacen un uso intensivo de tecnología y que utilizan 'software' sin pagar las correspondientes licencias", se lamenta.

Entre los meses de enero y junio de este año, la BSA llevó a cabo un total de 189 acciones judiciales al respecto. La industria estima que el valor comercial del 'software' sin licencia instalado en los ordenadores ascendió, el pasado año y según sus propios cálculos, a 874 millones de euros (PDF).

Esta cifra sale de los cálculos de IDC, que proyecta sobre los equipos vendidos qué programas son los necesarios y compara ese dato con el uso real de dichos equipos, así como con los resultados de miles de encuestas en todo el mundo. En cualquier caso, dicho dato es complicado de contrastar ya que cada programa tiene una licencia concreta, de modo que en algunos casos un mismo programa puede utilizarse en vayas máquinas con una sola licencia, por ejemplo.

Carlos Pérez, de Écija Abogados (firma que lleva los asunto legales de la BSA en España), confirma que el mayor propblema de la industria es el uso copias no autorizadas de programas. La propia BSA se encarga de denunciar este hecho tras recibir 'soplos' que en un 75% de los casos provienen de ex empleados descontentos. Encabezan los registros tras conseguir una orden judicial.
 
Último registro

Uno de los casos más recientes en España es el de la compañía Peter Taboada SL, afincada en Vigo y dedicada al tratamiento de agua. A través de un correo electrónico, el Navegante tuvo conocimiento hace días de un registro ordenado por un juez y que tuvo lugar el pasado día 25 de octubre en su sede, cercana al aeropuerto de Vigo.

La BSA -que tiene como socios, entre otros, a Adobe, Apple, Autodesk, Microsoft, PTC, Siemens y Symantec- ha confirmado la acción judicial contra dicha empresa, tras detectar 'software' sin licencia. El asunto ha terminado en un acuerdo por el cual Peter Taboada SL pagará una indemnización por daños -no especificada oficialmente- y su compromiso de 'regularizar' la situación del uso de dicho 'software'.

Se trata de una compañía con más de 30 años de experiencia en el tratamiento y purificación de agua, con varias patentes nacionales e internacionales en su haber, varios reconocimientos oficiales (Obtuvo el Premio Galicia a la Innovación Empresarial en 2002) y cuenta con la certificación de calidad ISO 9001 expedido por Lloyd's Register Quality Assurance.

Entre sus clientes, nombres de compañías como Acciona, Inditex, Zeltia, incluso la Guardia Real. Incluso suministra material para futuros submarinos militares clase S-80 y para los Buques de Acción Marítima (BAM), fabricados por Navantia para a Armada española. El dueño de la compañía es miembro fundador del Club Financiero de Vigo, entre otros.

¿Cómo es posible que una empresa que invierte en I+D, con una importante cartera de clientes y con una certificación de calidad esté envuelta en un caso semejante?

Difícil control

Hablamos con Pedro Taboada, presidente de la compañía en cuestión, para aclarar cuál es su situación en concreto. "Efectivamente se presentaron en la compañía, y de forma muy correcta y amable nos explicaron que tenían que hacer un registro", afirma. Declara que la compañía cuenta con 21 ordenadores, de los 44 ordenadores que hablaba el registro,

"Tras el registro se comprobó que faltaban las licencias de tres Autocad (de siete con los que cuenta la empresa) y de parte de algún paquete de Office, por lo que abonamos 5.000 euros por sus licencias, y acordamos una indemnización de unos 20.000 euros", asegura. Todo el 'software' restante tenia su correspondiente licencia, asegura.

"Nosotros siempre hemos trabajado con programas con sus correspondientes licencias, pero es cierto que a veces es complicado controlar lo que se pasan los compañeros de trabajo en el día a día", justifica. Y confiesa que el denunciante fue efectivamente un ex empleado, con acceso a todos los equipos informáticos, "que no se tomó especialmente bien su despido".

Otros casos

Según datos de la propia BSA, en lo que va de año, cuatro empresas gallegas han sido 'pilladas' en el uso de 'software' no autorizado, Las otras tres son Gaelsa Consultora Gallega de Electrificaciones SL, Iceacsa Consultores SL y Comercial Maquinaria F3 SL. "Los daños totales causados a los miembros de BSA por estas empresas se ha valorado en una cantidad global total de aproximadamente 655.000 euros", reza una comunicación oficial de dicha asociación. Lejos de los 20.000 euros por daños que pagó Peter Taboada.

El abogado de la BSA Carlos Pérez rehusó comentar las cifras del acuerdo. No obstante, recordó que los acuerdos suelen constar de dos partes, por un lado el borrado del 'software pirata' (y el pago de la correspondiente indemnización por su uso ilegal) y por otro la compra de las licencias de los programas que la compañía necesita.



Fuera de Galicia, también han sido objeto de registros tras una denuncia de la BSA Hipsitec SA, Sedein SL, Autowalker Valencia SL y Cerámica Meridiano. Pérez apunta que durante este este año dos empresas, una de León y otra de Barcelona, usaban cada una 'software' sin licencia valorado en más de medio millón de euros, mientras que el récord lo tiene una constructora andaluza que tenía en su poder programas 'piratas' por valos de 2,3 millones de euros.

"Lo importante aquí son las cifras del 'software' que se tiene y se usa pero que no se necesita", comenta Pérez. "Casi siempre sucede que las empresas no compran las licencias de todos los programas 'pirata' que tienen que borrar".

"Se pone de relieve que existe poco respeto por la propiedad intelectual", afirma Juan Luis Ramos desde la BSA, quien asegura que "existe mucha permisividad a la hora de no respetar las licencias, aunque también depende del contrato de licencia de cada programa y en cada empresa", puntualiza.

Consecuencias

La industria del 'software' trabaja contra el uso de copias no autorizadas de programas. El abogado de la BSA en España recuerda que las empresas que realizan esta práctica "puede llegar a pagar el doble si son descubiertas, por las indemnizaciones". Existe además un riesgo informático añadido, por la falta de actualizaciones o de soporte oficial.

Carlos Pérez afirma además que la responsabilidad penal, si la hubiera, podría extenderse del adeministrador a la propia compañía, tras la reforma que incluyó en el Código Penal la responsabilidad penal corporativa.

No obstante, el abogado clama contra la circular 1/2006 de la Fiscalía (PDF), famosa por su aplicación en temas de P2P. "Nos está machacando, ya que al considerar que en el uso de programas 'piratas' no hay ánimo de lucho, estas prácticas no encajan en el delito contra la propiedad intelectual", lamenta. "Estamos tratando de convencer a la Fiscalía que modifique su criterio, ya que a la vista están las cifras del valor del 'software' pirateado", apunta.

Fuente: El Mundo.